…irás a mi tierra y a mi parentela, y tomarás mujer para mi hijo Isaac (Génesis 24:4)
…que sea ésta la que tú has destinado para tu siervo Isaac (Génesis 24:14)
…dio a luz en su vejez un hijo a mi señor, quien le ha dado a él todo cuanto tiene (Génesis 24:36)
Y la trajo Isaac a la tienda de su madre Sara, y tomó a Rebeca por mujer, y la amó (Génesis 24:67)
Génesis capítulo 24 nos relata cuando el siervo de Abraham fue a Mesopotamia a buscar esposa para Isaac. Puede leer todo el capítulo teniendo en mente a Cristo (como Isaac) y su Iglesia (ilustrada en Rebeca). El siervo de Abraham es figura del Espíritu Santo, fue a aquella tierra lejana para buscar esposa para Isaac, así como el Espíritu Santo está ahora en la tierra obrando en la salvación de personas, que son la Iglesia de Cristo, la Esposa del Cordero. El siervo habla de Isaac a la familia de Rebeca, así como el Espíritu Santo habla acerca del Hijo.
En este capítulo también hay cuatro títulos que se le dan a Isaac que nos hacen pensar en el Señor Jesucristo:
Hijo: este no es el único lugar donde se nos habla de la estrecha relación entre Abraham e Isaac. En el capítulo 22 Dios le dice a Abraham «tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas». Es una relación de amor, única y estrecha. Nos hace pensar en la relación eterna entre Dios el Padre y Jesús, el Hijo de Dios. Perfecta, inquebrantable, íntima y eterna es esta relación. El Padre conoce todo del Hijo y el Hijo conoce todo del Padre. Son uno en carácter y en esencia, a tal punto que Cristo dijo «Yo y el Padre uno somos», «el Padre está en mí, y yo en el Padre», «el que me ha visto a mí, ha visto al Padre» (Juan 10:30,38; 14:9).
Siervo: este siervo de Abraham está orando a Dios y dice «tu siervo Isaac». A qué se estaba refiriendo exactamente es desconocido pero está describiendo una relación de sumisión. Isaac tenía fe en Dios y eso se manifestaba en su disposición de hacer la voluntad de Dios, como siervo. Sin embargo, no hay otro Siervo como Cristo Jesús. Fue obediente en todo, dependiente de Dios, sujeto a Su voluntad. No es de sorprendernos que Dios hable de El, por medio del profeta Isaías, diciendo: «He aquí mi Siervo» (Isaías 42:1) o, en otras palabras, invitándonos a contemplarlo a Él.
Heredero: Isaac era el heredero de todo lo que Abraham tenía. Él era el principal, aunque el primogénito de Abraham era Ismael. No se dividió la herencia, todo fue de Isaac. Cristo es el heredero de todas las cosas, «el Hijo, a quien constituyó heredero de todo» (Hebreos 1:2). ¡Qué maravillosa la gracia de Dios que nos hizo coherederos con Cristo! (Romanos 8:17).
Esposo: el gran momento llegó, esperado por Isaac y también por Rebeca, el encuentro de éstos dos para unirse en matrimonio. Rebeca no lo conocía pero sin duda que habría escuchado mucho acerca de Isaac. Isaac la tomó por mujer y la amó. Todavía muy superior es el amor de Cristo por nosotros, su Iglesia, por eso «se entregó a sí mismo por ella» (Efesios 5:25). ¡Qué glorioso será ese encuentro cuando Cristo venga otra vez, a buscarnos, para estar para siempre con Él!
¿Quién es éste que a encontrarme viene en grande amor,
cual estrella de mañana, de la luz albor?
Es Aquel que en cruz cruenta padeció una vez;
aun en gloria le conozco, pues Él mismo es.
¡Cuán bendito es el encuentro, el desierto atrás,
y el estar en su presencia sin salir jamás!
Él en toda su hermosura; yo, por su favor,
compartiendo de su Padre plenitud de amor.
En tristeza y tempestades – Himnos Cristianos
Miguel Mosquera
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