Los demás hechos de Ezequías, y todo su poderío, y cómo hizo el estanque y el conducto, y metió las aguas en la ciudad, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? (2 Reyes 20:20)
Vimos ya sobre cómo los manantiales de Gihón nos hablan de la Palabra de Dios y su relación con los sufrimientos (ilustrado en Cedrón) y glorias de Cristo. Es un buen ejercicio, cuando leemos la Biblia, buscar a Cristo en el pasaje que estamos leyendo para aprender más de Él.
Veamos tres cosas más sobre Ezequías y esta fuente de Gihón:
- Agua dentro de la ciudad: para Ezequías era bueno tener una fuente de aguas cerca a la cual poder acudir en momentos de necesidad, sin embargo, vemos con admiración la convicción de Ezequías para traer las aguas dentro de la ciudad. No era suficiente con tenerlas cerca, era necesario tenerla adentro de la ciudad. Esto requirió bastante esfuerzo, tuvieron que construir un estanque en Jerusalén y hacer un túnel que llevara el agua desde Gihón hasta el estanque, pero al momento de la invasión del enemigo, cuando nadie podía salir de la ciudad, había agua para todo el pueblo. Qué bueno tener la Palabra de Dios en nuestro idioma, impreso y al alcance nuestro, pero requiere de esfuerzo que esa Palabra esté en nuestro corazón, leerla, estudiarla, meditar en ella y atesorarla. Esto caracterizaba al Señor Jesucristo, «El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón» (Salmo 40:8).
- Agua fresca: Este era un manantial de agua, no era agua estancada. Esto nos enseña la frescura de la Palabra de Dios para nosotros. Siempre hay algo nuevo que podemos aprender y apreciar. No basta con leerla una sola vez, debemos leerla todos los días y cada momento vamos a aprender más sobre Cristo y sobre la voluntad de Dios para nuestras vidas.
- Agua suficiente: Cada uno en Jerusalén tenía una necesidad diferente, algunos utilizarían más agua que otros, especialmente los que tuvieran ganado o animales que cuidar. Gihón era un manantial de agua, una fuente de agua, capaz de satisfacer la necesidad de cada uno. De la misma manera la Biblia, cualquiera sea la necesidad de cada uno, las Escrituras tienen para saciar nuestra alma y darnos lo que necesitamos para cada día.
Que seamos como el varón del Salmo 1 que «en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche».
Miguel Mosquera
Foto en portada y texto: Closed Bible por Lynn Greyling (mod. 1018x460px)