…puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de DiosHebreos 12:2
El Señor Jesús sufrió la cruz y aun sabiendo de antemano todo lo que iba a ocurrir nada lo hizo vacilar de cumplir la obra que Dios le había encomendado. Al considerar el valor de la salvación de millones de almas, el oprobio vino a ser de poco valor. Cristo podía ver más allá de la oscuridad del Calvario a lo que sería el fruto de la aflicción de su alma. Su visión no se afectó sino que se mantuvo consciente del «gozo puesto delante de Él».
Santiago nos exhorta a «tener por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna» (Santiago 1:2-4). Pablo nos dice también que «esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria» (2 Corintios 4:17).
«Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados» (Romanos 8:28). Que las pruebas que estemos enfrentando nos ayuden a fortalecer nuestra confianza en Dios, en el presente, y poner nuestros ojos en lo que es eterno. Cuando todo haya pasado y podamos agradecer a Dios las lecciones aprendidas durante los momentos difíciles, que podamos decir como José: «Dios lo encaminó a bien» (Génesis 50:20).
Sus propósitos perfectos a su tiempo cumplirá,
y lo que es ahora amargo dulce fruto llevará.
La incredulidad es ciega, pues no mira más allá;
a la fe Dios se revela: todo nos aclarará.
Miguel Mosquera
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