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Gran Valor, Alto Honor

…vino a él una mujer, con un vaso de alabastro de perfume de gran precio, y lo derramó sobre la cabeza de él, estando sentado a la mesaMateo 26:7

Hay dos palabras que solamente aparecen una sola vez en el Nuevo Testamento y están en este versículo: gran precio (en griego: barytimos) y derramó (en griego: katacheo). Esto me hace pensar en la singularidad de lo que hizo esta mujer para el Señor. Fue algo único e irrepetible, una obra buena y especial. Fue una muestra del gran valor y el alto honor que esta mujer tenía por el Señor Jesucristo. Ella hizo algo por el Señor que más nadie hizo y su devoción por Él fue lo que la impulsó a hacerlo.

Usted también tiene algo que puede hacer por el Señor que más nadie puede hacerlo, usted puede consagrar su vida a Él. Más nadie puede hacer eso por usted. Sería algo único y especial. «Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional» (Romanos 12:1).

Notemos tres cosas de esta historia:

El Precio del Perfume

Lo que esta mujer pagó por el perfume muestra claramente el aprecio que ella tenía por el Señor Jesucristo. Él lo merece. La expresión usada por los discípulos en el v.9 es diferente a la del v.7. Los discípulos al hablar de «gran precio» realmente están diciendo «esto es mucho». No hay nada que nosotros podamos hacer que sea demasiado valioso o grande para el Señor. Él lo merece todo.

Los Pensamientos de los Discípulos

La devoción de esta mujer despertó rápidamente las críticas de los discípulos. Si usted consagra su vida al Señor va a despertar la crítica de los demás. La crítica vino porque ella ponía en manifiesto la indiferencia en el corazón de los discípulos. Así fue la vida perfecta y obediente del Señor, despertó la crítica y la envidia de los líderes del pueblo. Sin embargo, ella recibió alabanza de Cristo. A fin de cuentas, ¿qué es lo más importante para ti, lo que digan los demás o lo que diga el Señor?

La Permanencia de su Obra

El Señor dijo que «al derramar este perfume sobre mi cuerpo, lo ha hecho a fin de prepararme para la sepultura» (v.12). El olor del perfume iba a permanecer. Ella lo derramó todo para Él. Lo que hagamos para el Señor tiene una permanencia eterna. «Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen» (Apocalipsis 14:13).

Consagrarme todo entero,
alma, vida y corazón,
es el íntimo deseo
que hoy me anima, buen Señor.

Miguel Mosquera

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