Y ella dijo: Señor mío, halle yo gracia delante de tus ojos; porque me has consolado, y porque has hablado al corazón de tu siervaRut 2:13
En medio de la prueba las palabras de consuelo tienen mucho peso. Hay momentos en que podemos mostrar externamente que todo está bien, aunque nuestro corazón está preocupado y afligido. Nuestras conversaciones pueden ser superficiales y no llegar a donde está el dolor.
Así se encontraba Rut. Su marido había muerto y había dejado atrás a su familia para seguir a su suegra hasta Belén; un pueblo diferente, que no conocía. Todos la observan, pero solamente Booz se acerca para hablarle. Es movido por compasión y cuidado por ella. Conoce lo que ha estado aconteciendo en su vida y le da ánimo, al punto que ella reconoce: “me has consolado... porque has hablado al corazón de tu sierva”.
Así es nuestro compasivo Salvador. Él tiene cuidado de nosotros, conoce nuestras aflicciones y las circunstancias por las cuales hemos estado pasando. Nadie puede ver el corazón con una mejor apreciación que Cristo. Sus palabras son un bálsamo para nuestra alma, ungüento para nuestro corazón.
No dejes de leer la Palabra de Dios cada día para escuchar la voz del Salvador que quiere traer consuelo y paz en tu vida. Que digamos como Pedro: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” (Juan 6:68).
Con corazón tranquilo
procuraré escuchar
ese apacible silbo
que infunde en mi alma paz.
Pasa mi entendimiento
esa tranquilidad,
que por tu gracia siento
aun en la adversidad.
(Ver himno completo)
Miguel Mosquera
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