El les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza. (Mateo 8:26)
Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? (Mateo 14:31)
Cinco veces, en el libro de Mateo, el Señor Jesucristo usa esta pequeña expresión «hombres de poca fe». La primera tiene que ver con las cosas cotidianas de la vida, como el comer o vestir, y Jesús dice que Dios, que viste la hierba del campo «¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?» (Mateo 6:30). Más adelante, cuando el Señor le dice a sus discípulos que tuvieran cuidado con la levadura de los fariseos, ellos inmediatamente pensaron que se los decía porque no habían traído pan, a lo que el Señor les contesta «¿Por qué pensáis dentro de vosotros, hombres de poca fe, que no tenéis pan?» (Mateo 16:8), y es que mi falta de fe puede ser un obstáculo para yo poder entender lo que Dios me está diciendo o cuál es su voluntad para mi vida. También cuando los discípulos no pudieron echar fuera un demonio el Señor les dijo «Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible». También aprendemos que la falta de fe en mi vida no me dejará llevar a cabo la obra que Dios me está encomendando.
Los versículos citados son las otras dos referencias a la «poca fe». Las dos fueron en el mar y ambas fueron dichas a los discípulos. Varios de los discípulos eran pescadores, habían navegado el mar de Galilea y conocían muy bien su trabajo. Tendrían mucha confianza en sí mismos al navegar esas aguas, sin embargo, el Señor permite una tempestad en el mar donde ellos tienen que llegar al punto de reconocer que no pueden hacer nada más que acudir al Él por ayuda. Muchas veces en esas áreas en las que nos sentimos fuertes y conocemos lo que estamos haciendo, el Señor permite tempestades para que aprendamos a depender de Él en todas las cosas y en todo momento. El Señor Jesucristo, además de la poca fe, notó que los discípulos tenían temor y que Pedro estaba dudando. Éstas son tres cosas que van juntas: poca fe, duda y temor. Fácilmente cuando mi fe en Dios es pequeña pueden venir las dudas y cuando dudas vienen a mi corazón, lo siguiente es sentir temor, inseguridad, incertidumbre, porque mi confianza no está puesta en Dios.
El Señor nos ayude a cada uno de nosotros a tener el mismo deseo que los discípulos tenían, a pesar de su fragilidad e incapacidad, ellos rogaron al Señor: «Auméntanos la fe» (Lucas 17:5).
Miguel Mosquera
Foto en portada y texto: Wild mustard plant por Ken Kistler en Dominio Público (mod. 1018x460px)