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Iglesia en Pérgamo

Pérgamo es la tercera iglesia a la que el Señor Jesucristo se dirige. De esta iglesia no sabemos nada aparte de lo que tenemos descrito en Apocalipsis 2:12-17. Aquí se nos describe una iglesia permisiva, que había dejado al enemigo filtrar su engaño y perversión en la iglesia.

La Ciudad de Pérgamo 

Pérgamo era una ciudad importante y próspera del distrito de Misia, en la provincia romana de Asia menor. Llegó a ser la capital de la provincia de Asia hasta el tiempo de Augusto César, cuando la capital fue mudada a Éfeso. El historiador romano Plinio el viejo llamó Pérgamo “el lugar más famoso de Asia”. Durante el primer siglo la ciudad tenía una población aproximada de 150,000 habitantes. 

En el aspecto religioso, Pérgamo era una ciudad muy idólatra teniendo gran variedad de templos dedicados a dioses de la mitología griega y egipcia. El templo de mayor importancia en Pérgamo era el templo de Atenea, diosa de la guerra. Además de los muchos dioses de la mitología, Pérgamo fue la ciudad que promovió la adoración al emperador como un dios, llamándole ‘señor’ y ‘salvador’, y construyeron un templo al emperador Augusto, mientras éste todavía vivía. 

Pérgamo tenía la segunda biblioteca más grande del imperio romano, después de Alejandría, con una colección de libros de unos 200,000 libros. Fue también en esta ciudad que originó el pergamino, un material usado ampliamente para la escritura hasta la llegada del papel. 

No sabemos de cómo llegó el evangelio a esta ciudad. Sabemos que el apóstol Pablo pasó por Misia (de donde es la ciudad de Pérgamo) durante su segundo viaje misionero, pero nada ocurrió allí. Es más posible que haya sido durante el tercer viaje misionero del apóstol Pablo, cuando el apóstol estuvo en Éfeso por dos años “de manera que todos los que habitaban en Asia, judíos y griegos, oyeron la palabra del Señor Jesús” (Hechos 19:10). 

 La Característica del Señor Jesucristo 

El Señor se presenta a la iglesia de Pérgamo como “El que tiene la espada aguda de dos filos” (Apocalipsis 2:12). En el libro de Apocalipsis esta espada sale de su boca (Apocalipsis 1:16; 19:15). Tanto en Hebreos 4:12 y Efesios 6:17 la Palabra de Dios es comparada con una espada de dos filos. En Apocalipsis esta palabra es usada para juicio. El Señor Jesucristo dijo: “la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero” (Juan 12:48). 

La referencia en Hebreos nos dice dos acciones de la Palabra de Dios: penetra y parte. Puede llegar a los más profundo, lo más secreto. La Palabra de Dios tiene el poder de escudriñar lo más profundo del corazón, como cuando el Señor Jesús habló con la mujer samaritana, y le dijo: “Ve, llama a tu marido” (Juan 4:16), luego las palabras del Señor revelaron la vida y el pecado de esta mujer: “cinco maridos has tenido y el que ahora tienes no es tu marido” (v.18). Así, las palabras del Señor ponen en evidencia el pecado para juicio. 

La segunda acción es partir, dividir, aun lo más difícil de distinguir. La Palabra de Dios divide los pensamientos y las intenciones del corazón. 

Esto es importante con relación a Pérgamo porque entre las cosas que el Señor tiene que decir de esta iglesia tiene que ver con la doctrina: de Balaán y de los nicolaítas. 

Condición de la iglesia 

La iglesia en Pérgamo le había tocado vivir en un ambiente muy hostil y oscuro. La idolatría en esta ciudad era palpable, porque allí estaba el trono de Satanás. Quizás el culto al emperador tiene que ver con esa referencia al trono de Satanás. Era un centro idolátrico que produjo persecución hacia los creyentes, y un fiel creyente llamado Antipas pagó con su vida. Ser cristiano en Pérgamo era algo peligroso y difícil. El Señor oró antes de ir a la cruz: “No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal” (Juan 17:15). 

El mantenerse firme en su convicción por el testimonio de Cristo tenía un alto precio. Esto produjo que muchos decidieran comprometer sus convicciones con tal de poder tener aceptación social o mejores posibilidades de trabajo. El mundo es un enemigo del creyente y siempre está atacando con el fin de doblegar las condiciones de los hijos de Dios y conformarlas a este mundo. Hoy día también existe esta presión hacia el creyente de moldearse conforme a la manera de pensar del mundo. El apóstol Pablo exhorta: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Romanos 12:2). 

Antipas pagó con su vida, pero otros decidieron dar entrada a la doctrina del mundo, de Balaam y de los nicolaítas. Siempre es una decisión costosa lo que uno debe hacer en medio de la presión del mundo. Mucho aprendemos de los jóvenes que fueron llevados a Babilonia y el rey de Babilonia quiso cambiar su lenguaje, su comida y su identidad, en el siguiente capítulo Nabucodonosor demanda la entrega total a la adoración a él. El mundo envuelve lentamente, pero al final demanda total entrega a él. Los jóvenes hebreos se mantuvieron firmes en medio de la prueba, aunque les costó ser echados al horno de fuego. 

Abraham también nos enseña cómo debemos andar en medio de un mundo que se opone a Dios. En Génesis 14 cuando los reyes cananeos tomaron a Lot como rehén, dice que la noticia llegó a Abram el hebreo (Génesis 14:13).

La doctrina de Balaam: 

Esta es la tercera referencia a Balaam en el Nuevo Testamento. Las dos primeras (2 Pedro 2:15 y Judas 1:11) hacen referencia al deseo de Balaam de enriquecerse por medio de la religión. Balaam intentó maldecir al pueblo de Israel con el fin de obtener mucho dinero de parte de Balac. No pudo hacerlo porque Dios no se lo permitió, por lo que se ideó un plan para hacer fornicar a los hijos de Israel con las hijas de los moabitas y así traer la ira y el juicio de Dios sobre Israel. 

La lección aquí es la astucia del enemigo en buscar la manera de introducirse entre el pueblo de Dios para apartarlo del amor sincero hacia Dios. Eso fue lo que hizo Balaam al introducir a las mujeres moabitas entre el pueblo que los incitaron a la involucrarse en los cultos idólatras. Esta es la estrategia del mundo sobre el creyente. Por eso el apóstol Juan nos advierte que: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Juan 2:15-17).

La doctrina de los nicolaítas: 

Es difícil saber con exactitud sobre cuál es la doctrina de los nicolaítas. La mención en el v. 6 y el v.15 hacen muy claro que es algo que Dios aborrece. Al menos hay dos posibles explicaciones sobre esta doctrina: 

    • Histórica: de acuerdo con los primeros padres los nicolaítas (de los tiempos de Ireneo, hacia la mitad del siglo segundo) eran seguidores de Nicolas, prosélito de Antioquía (Hechos 6:5). Bien sería que Nicolás apostató de la fe para formar una doctrina aborrecible a Dios, o que sus seguidores malinterpretaron sus enseñanzas y formaron esta secta. De acuerdo con este punto de vista, la doctrina de los nicolaítas consistía en llevar al extremo la libertad cristiana para dar licencia a la inmoralidad y la participación en los cultos paganos, ya que los ídolos no son nada (1 Corintios 5:4). Sin embargo, la evidencia histórica es poca. 
    • Etimológica: este punto de vista se basa en el origen de la palabra – nico, que significa “conquistar”; y laicos, que significa pueblo.  De manera que significa “conquistando al pueblo”. Esto hace referencia a la imposición de jerarquía clerical en la iglesia, donde unos imponen su autoridad sobre el pueblo de Dios. 
¿Cuál debía ser la respuesta de la iglesia en Pérgamo hacia estas falsas doctrinas? 

El problema de la iglesia en Pérgamo era que “retenían” a los que enseñaban falsa doctrina. Esto da a entender que los ancianos en la iglesia lo estaban dejando pasar y no hacían nada para detener el engaño que se estaba propagando entre los creyentes. 

La falsa doctrina es muy peligrosa cuando entra en la iglesia, tiene el potencial de destruir completamente la obra de Dios en poco tiempo, aunque haya tomado años en construirse. Es obra del enemigo, quien es padre de mentira y ha mentido desde el principio. 

Quisiera sugerir tres pasos que se deben tomar en cuenta al ser detectada falsa enseñanza en la iglesia: 

    • Tomar aparte: muchas veces una enseñanza equivocada no es otra cosa que producto de la ignorancia más clara sobre el tema. Este fue el caso de Apolos, por lo que Priscila y Aquila lo tomaron aparte para exponerle más exactamente el camino de Dios. Esto fue provechoso para Apolos, porque fue un instrumento grandemente utilizado por Dios. 
    • Reprensión pública: esto es usando el lenguaje de Tito 1:10-11, donde dice: “hay aún muchos contumaces, habladores de vanidades y engañadores… a los cuales es preciso tapar la boca”. Si la persona ha sido tomada aparte y no corrige, es necesario darle disciplina de silencio, es decir, tal hermano no debe tomar parte pública en las reuniones hasta que muestre evidencia de haber corregido la doctrina que se está enseñando. El tapar la boca, no es simplemente decirle que no puede hablar en la reunión, se trata de silenciar por medio de la Palabra de Dios. Esta fue la manera en que el Señor Jesucristo silenció a los saduceos que sostenían una falsa doctrina sobre la resurrección. Les dejó sin palabras por medio de la respuesta basada en las Escrituras (Mateo 22:34). Al hacer esta reprensión pública es necesario aclarar la falsa enseñanza y contradecirla con la verdad de la sana doctrina. Es necesario que los hermanos en la iglesia tengan la capacidad no solamente de detectar lo falso, sino de exponer lo verdadero a la iglesia. Esto con el fin de que la falsa enseñanza no siga propagándose entre los creyentes y sepan identificar el engaño. 
      La respuesta inmediata de la iglesia será apartarse de tal(es) hermano(s), de acuerdo con 2 Tesalonicenses 3:14-15 – “Si alguno no obedece a lo que decimos por medio de esta carta, a ése señaladlo, y no os juntéis con él, para que se avergüence. Mas no lo tengáis por enemigo, sino amonestadle como a hermano”, y también 1 Timoteo 6:3-5 – “Si alguno no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, está envanecido, nada sabe… apártate de los tales”. 
    • Excomunión: al no corregir, será necesario poner fuera de comunión de la asamblea con el fin de que la levadura no leude toda la masa (1 Corintios 5:6), es decir, que el mal se continúe propagando. Este fue el caso de Himeneo y Alejandro quienes “naufragaron en cuanto a la fe… a quienes entregué a Satanás para que aprendan a no blasfemar” (1 Timoteo 1:19-20). 
 La Corrección del Señor 

“Por tanto, arrepiéntete; pues si no, vendré a ti pronto, y pelearé contra ellos con la espada de mi boca” (Apocalipsis 2:16). Habían dejado pasar el problema por mucho tiempo, y el juzgar este pecado se había vuelto algo urgente. 

Santiago se expresa de la siguiente manera sobre aquellos que estaban dejando que el mundo se introdujera en la vida de los creyentes – “¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios” (Santiago 4:4). 

La iglesia debía arrepentirse y juzgar el pecado de la falsa doctrina, de lo contrario el Señor mismo tomaría acción, prontamente, para disciplinar a aquellos que estaban reteniendo estas falsas doctrinas. La palabra “pelearé contra ellos” quiere decir “hacer guerra” y se usa cuatro veces en el libro de Apocalipsis (12:7; 13:4; 17:14; 19:11), en todas ellas se trata de fuertes batallas. Tal es lo grave de lo que estos hombres estaban haciendo en la iglesia. 

 La Compensación para el Creyente 

“Al que venciere, daré a comer del maná escondido” (v.17). ¿Cuál es el maná escondido? Sidney Maxwell, en su libro “Las Siete Iglesias”, explica: 

“En Hebreos 9 el maná estaba escondido en una urna de oro. En Juan 6, el maná es el Señor Jesucristo que decendió del cielo, pero ahora está en la ‘urna de oro’. El maná es ahora el Señor Jesús glorificado en el santuario de Dios. ¿Por qué el maná? Bien, usted ve que fue en los días del desierto que Balaam buscó corromper y buscó apartarlos de la condición del desierto para asentarlos en el mundo, y aquí, es la unión de la iglesia y el mundo. Y para aquellos que oigan, Él los llamará aparte del mundo y de regreso a la peregrinación. Sigue diciendo que “al que venciere, daré a comer del maná escondido”. Esta es la ocupación del creyente. Disfrutando del Señor Jesús en gloria es el maná que le sostiene, incluso mientras viva en un mundo donde está el trono de Satanás” 

Además del maná, el que venciere “le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe” (v.17). Es difícil saber con exactitud el trasfondo relacionado con esta piedrecita, aunque mucho se ha escrito sobre ella. Una posibilidad es en el contexto de los juegos olímpicos, donde el ganador recibía una piedra blanca con su nombre escrito. El creyente es comparado con el atleta en 2 Timoteo 2:5. Solamente que el nombre escrito en esta piedra es un “nuevo nombre”. Hay varios personajes cuyos nombres fueron cambiados por Dios: Abram (Génesis 17:5), Sarai (Génesis 17:15), Jacob (Génesis 32:28), Simón (Juan 1:42). Sugiero que este nombre es dado por el Señor Jesucristo mismo y refleja una relación íntima y personal con el creyente. Es un nombre que solamente el Señor y el creyente saben, una muestra de apreciación por el testimonio del creyente en medio de un mundo oscuro y perverso. 

Miguel Mosquera

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