… teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas; y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecadoIsaías 6:6-7
Y extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: He aquí he puesto mis palabras en tu boca Jeremías 1:9)
El problema de Isaías era inmundicia de labios. Él dijo: “¡Ay de mí!… siendo hombre inmundo de labios” (Isaías 6:5). La solución del problema vino de arriba, ya que un serafín voló con un carbón encendido tomado del altar para tocar su boca y limpiar su culpa. Esto es una figura de la salvación. Él no podía estar en la presencia del Señor por causa de su pecado, al igual que el pecado ha hecho división entre nosotros y Dios. El altar, de donde vino la limpieza para Isaías, es figura de la muerte de Cristo en la cruz, de donde viene la limpieza de nuestros pecados.
El problema de Jeremías era incapacidad en sus labios. Él dijo: “No sé hablar, porque soy niño” (Jeremías 1:6). Esto es figura de la capacidad que Dios da para el servicio. ¡Qué misericordia de Dios la de extender su mano y tocar su boca! Las limitaciones nuestras no son obstáculo para Dios. Tenía un mensaje que proclamar, pero en su propia fuerza no iba a poder hablarlo. El toque de la mano de Dios hizo el cambio.
Nuestras palabras pueden hacer mucho daño y nos cuesta mucho domar nuestra lengua, pero el toque de la mano de Dios nos dará la capacidad para proclamar el maravilloso mensaje de salvación de parte de Dios. Seamos como Cristo: “todos daban buen testimonio de él, y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca” (Lucas 4:22).
Que mi tiempo todo esté
consagrado a tu loor;
que mis labios al hablar,
hablen sólo de tu amor.
Miguel Mosquera
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