y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangreApocalipsis 1:5
En la parábola que el Señor relató sobre el hombre noble que fue a recibir un reino dice que sus conciudadanos le enviaron una embajada, diciendo: “No queremos que éste reine sobre nosotros” (Lucas 19:14). Esa ha sido la actitud del ser humano a lo largo de las edades. El Salmo 2 refiere a los reyes de la tierra y príncipes consultando unidos: “rompamos sus ligaduras, y echemos de nosotros sus cuerdas”.En la crucifixión los soldados se burlaron de Él poniéndole una corona de espinas sobre su cabeza e hincando la rodilla y la causa escrita en la cruz fue: Jesús nazareno, Rey de los judíos.
Sin embargo, el Rey rechazado será coronado. Cristo vendrá en gloria como el Soberano de los reyes de la tierra, Aquel que gobierna y está por encima de los más poderosos. Cristo ha sido exaltado hasta lo sumo, sentado a la diestra de Dios, y llegará el momento no muy lejano en que sus enemigos serán puesto por estrado de sus pies y Cristo se sentará en el trono de Israel y gobernará las naciones.
En el libro de Apocalipsis Cristo ya no es visto como uno que puede ser rechazado y humillado. Ninguno podrá hacerle frente, ni siquiera el anticristo con todo su dominio y poderío mundial. Cristo viene como el Rey de reyes y Señor de señores.
Su frente celeste ciñendo corona,
los hombres honrando su santa persona,
el cetro terrestre en breve empuñando,
en paz le veremos cual rey dominando
en cielos y tierra el reino de Dios.
Miguel Mosquera
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