Y subieron allá del pueblo como tres mil hombres, los cuales huyeron delante de los de HaiJosué 7:4
Confianza propia: Israel obtuvo una gran victoria en Jericó y esto hizo que quizás Josué se sintiera muy seguro de sí mismo. Josué está estableciendo su propia estrategia, enviando espías y siguiendo el consejo de ellos, pero sin consultar a Dios. Quizás uno de los momentos en que más somos vulnerables a una derrota es justo después de haber obtenido alguna victoria. Somos propensos a confiar en nosotros mismos, y bien dijo el sabio “Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia” (Proverbios 3:5)
Subestimaron al enemigo: Los hombres aconsejaron a Josué, “no fatigues a todo el pueblo yendo allí, porque son pocos” (Josué 7:3). Subestimaron a Hai, pensaron que no valía la pena llevar a todo el pueblo para pelear. ¡Cuántas veces subestimamos al enemigo y caemos delante de él! Pablo exhorta claramente a siempre tomar “toda la armadura de Dios”, porque el ataque puede venir desde donde menos pensamos y derrotarnos si no estamos preparados.
No consultaron a Dios: Después de ser derrotados, Josué se postró sobre su rostro delante de Jehová. ¿Por qué no hizo eso antes? ¿Qué pasó que Josué no consultó a Dios para saber cuál era el plan para conquistar a Hai? Dios le hubiese mostrado lo que había pasado y se hubieran ahorrado una derrota. Cuando pensamos que somos muy inteligentes o que tenemos mucha experiencia, estamos tomando el camino a una derrota segura.
Faltó confianza en Dios, faltó consultar a Dios. El Señor nos ayude a no caer en el mismo error.
Lucharon otros por la fe;
cobarde no he de ser;
por mi Señor pelearé,
confiando en su poder.
Yo hablaré por mi Señor,
confesaré mi fe.
Su Espíritu me ayudará;
yo testificaré.
Miguel Mosquera
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