para hacer diferencia entre lo inmundo y lo limpioLevítico 11:47
Del capítulo 11 al 15 de Levítico encontramos instrucciones en cuanto a lo limpio e inmundo. Al final del capítulo 14 Dios dijo que estas instrucciones servirían «para enseñar cuándo es inmundo, y cuándo es limpio» y, aunque estas leyes tienen que ver con el pueblo de Israel antes del tiempo de la iglesia, Dios nos está dando un principio fundamental para la vida cristiana y es que sepamos hacer la diferencia entre lo inmundo y lo limpio.
Vivimos en una sociedad en donde se ha querido borrar esa línea que marca la diferencia entre lo bueno y lo malo, de manera que todo es relativo y aceptable si uno encuentra la manera de justificarlo. Para Dios no es así. Él no va a comprometer su santidad para adaptarse y flexibilizarse a las circunstancias en las que hoy vivimos. Dios dice «seréis, pues, santos, porque yo soy santo» (Lev. 11:45).
Dios comienza con instrucciones con muy específicas (los animales que se pueden comer) y pasa a mencionar situaciones donde no es tan obvio determinar lo que es inmundo, como es el caso de la enfermedad de la lepra. Lo mismo podemos aprender nosotros. Al leer la palabra de Dios vamos a encontrar instrucciones muy específicas, acciones que son pecado y caracterizaban nuestra vida pasada, pero que ahora, como creyentes no deben estar presentes. Un ejemplo de esto vemos en 1 Corintios 6:9-10 donde se mencionan pecados como la fornicación, idolatría, homosexualidad, robos, avaricia, borrachera, que, aunque fueron parte de la vida en el mundo no son parte de la vida del creyente porque Dios nos ha librado de estas cosas.
En otras ocasiones no es tan obvia la diferencia y necesitamos aplicar lo que dice Pablo en 1 Corintios 10:23 «Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica». En el caso de la lepra el sacerdote veía la herida y aislaba la persona por 7 días a ver si la herida crecía. Pasa lo mismo ahora, cuando en ocasiones algo pareciera ser inofensivo en el momento pero que a largo plazo será perjudicial. El Señor nos dé valor para mantenernos firmes en nuestras convicciones, a pesar de las presiones del mundo, y sabiduría para poder distinguir la diferencia entre lo inmundo y lo limpio.
Miguel Mosquera
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