Pero acerca del amor fraternal no tenéis necesidad de que os escriba, porque vosotros mismos habéis aprendido de Dios que os améis unos a otros1 Tesalonicenses 4:9
En marcado contraste tenemos el mundo quien presenta y promueve el amor de acuerdo a sus propios principios perversos. Debido a que el mundo no conoce el amor (ya que no conoce a Dios), habla de lo que no sabe. El concepto que el mundo tiene del amor es tanto engañoso como peligroso. Aprender del mundo acerca del amor no solamente lleva al ser humano por un camino oscuro y torcido, sino que impide que disfrutemos de una de las bendiciones más maravillosas como lo es la capacidad de amar y el privilegio de ser amados.
El amor de unos por los otros es el mandamiento que dejó el Señor Jesucristo: “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros” (Juan 13:34). Los tesalonicenses estaban aprendiendo bien, de un buen Maestro. Que seamos como ellos, aprendiendo de Dios el amarnos los unos a los otros.
Amémonos, hermanos,
y al mundo pecador
mostremos cómo viven
los que son del Señor.
Amémonos, hermanos,
con todo el corazón;
lo ordena el Dios y Padre;
su ley es ley de amor.
Miguel Mosquera
Comparte este artículo