Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotrosFilipenses 4:9
…como lo habéis aprendido de Epafras, nuestro consiervo amado, que es un fiel ministro de Cristo para vosotrosColosenses 1:7
Hemos considerado a Dios, a Cristo y al Espíritu Santo como nuestros Maestros en la escuela de Dios. Podemos tener plena confianza en sus enseñanzas y ejemplo de que serán siempre para nuestro provecho y crecimiento espiritual. Dentro del pueblo del Señor también hay creyentes de quienes podemos aprender valiosas lecciones para nuestra vida espiritual. En este caso no sería todo creyente ya que habrá algunos que no dan un buen ejemplo, por eso Pablo exhortaba a Timoteo a ser “ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza” (1 Timoteo 4:12). Estas son algunas de las características que, cuando se corresponden con la Palabra de Dios, son dignas de imitar.
El apóstol Pablo es, sin duda, uno de estos ejemplos dignos de imitar. Su vida era un reflejo del carácter de Cristo: “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo” (1 Corintios 11:1). Cuando escribe a los filipenses, él hace la conexión entre lo que vieron y lo que oyeron de Pablo. Esto es muy importante, ya que hay quienes hablan mucho, pero hacen poco. El Señor Jesús siempre respaldaba sus enseñanzas con su ejemplo. Cuando enseñaba a orar por aquellos que los aborrecían, ¿no hacía Él lo mismo? Cuando enseñaba a perdonar, ¿no es Él mismo un ejemplo de perdón? Ese fue el ejemplo que siguió el apóstol Pablo: “lo que oísteis y visteis en mí, esto haced”.
Epafras era otro de estos creyentes que había mostrado un buen ejemplo entre los colosenses de fidelidad y amor al Señor. Su servicio y dedicación habían hecho que fuese apreciado entre el pueblo del Señor. Un carácter digno de imitar por los creyentes. Además, Dios ha dado dones en la iglesia para la edificación de los creyentes, y entre esos dones está el don de maestro (Efesios 4:11).
Que podamos observar, escuchar e imitar los buenos ejemplos entre el pueblo del Señor, “considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe” (Hebreos 13:7).
Miguel Mosquera
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