Porque tuve vergüenza de pedir al rey tropa y gente de a caballo que nos defendiesen del enemigo en el camino; porque habíamos hablado al rey, diciendo: La mano de nuestro Dios es para bien sobre todos los que le buscan; mas su poder y su furor contra todos los que le abandonanEsdras 8:22
Hay una gran diferencia entre decir y hacer. Muchos están dispuestos a decir, pero no están dispuestos a pagar el precio de hacerlo. Esdras nos sirve de ejemplo para ilustrar lo que esto significa.
Esdras estaba para partir de Babilonia a Jerusalén, liderando uno de los grupos que regresaron de la cautividad. Él estaba plenamente convencido que Dios les estaba guiando a regresar a la tierra de Israel y aprovechó la oportunidad para testificar delante del rey sobre el poder y la protección de Dios para su pueblo.
Sin embargo, llegó el momento de la verdad, cuando su fe y convicción en Dios serían puestas a prueba. Los peligros del camino eran evidentes, con ladrones y enemigos acechando en todo momento. Emprender el viaje sin una guardia era muy peligroso. Esdras pudo haber pedido una guardia de parte del rey que les protegiera en el camino, pero esto sería desconfiar de la protección de Dios de la que había hablado al rey. Así que Esdras aprovechó para mostrar a otros (y pienso que demostrarse a sí mismo también) que el Dios de Israel es el verdadero Dios.
Oraron a Dios, confiaron en Dios y no fueron avergonzados. Dios les protegió a lo largo del camino. No vacilemos en confiar en nuestro Dios, Él es grande y poderoso para guardarnos.
Mas yo sé a quién he creído
y es poderoso para guardarme
seguro hasta el día
en que venga Él por mí.
Miguel Mosquera
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