“Y David se conducía prudentemente en todos sus asuntos, y Jehová estaba con él”
(1 Samuel 18:14)
Debemos tener cuidado en dejarnos influenciar por otros en el mundo, que no conocen a Cristo, y mucho menos en verlos como ejemplo en nuestras vidas. Es posible que veamos el éxito en sus vidas y nos sintamos tentados a querer ser como ellos a fin de lograr nuestras metas, pero otras personas en el mundo nunca van a llevarnos a una mejor relación con nuestro Señor.
Incluso entre los creyentes hay personas que siempre están desanimadas, amargadas, negativas o son carnales. Este tipo de creyente no nos ayudará a acercarnos más a Dios. Esto no quiere decir que debemos alejarnos y aislarnos por completo para evitar cualquier contacto con personas que pueden ser una mala influencia en nuestras vidas, sino más bien debemos mantenernos cerca de Dios y dejarnos influenciar por Él. David se conducía prudentemente, aunque tenía que estar cerca de Saúl, prefirió estar más cerca de Dios. Enoc es otro ejemplo que, en medio de un mundo perdido en el pecado, dice que “caminó con Dios”.
Que nuestro andar esté más cerca de Dios para que Él sea quien influencie en nuestras vidas.
Miguel Mosquera