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La Regla de Oro

la regla de oro
Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetasMateo 7:12

La conocida «regla de oro» establece un patrón de conducta muy diferente a lo que estamos acostrumbrados. El Señor Jesucristo enfatizó este mismo principio en varias oportunidades, cuando dijo «Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Marcos 12:31).

Muchas veces preferimos escoger la «regla del desquite», que es tratar a otros de acuerdo a como ellos me tratan a mí. Tener la venganza, dar el pago de lo que me hacen, «ojo por ojo, y diente por diente». Sin embargo, el Señor no solamente habló de responder siempre con el bien sino que lo demostró en su vida.

El apóstol Pedro nos dice que «Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente» (1 Pedro 2:21-23). Esto se ve a lo largo de toda su vida, nunca respondió de la misma manera de como otros lo trataron a Él sino que siempre mostró amor al prójimo. En sus milagros vemos que hacía bien a todos sin esperar nada a cambio.

Al considerar la cruz encontramos que no se burló de aquellos que se burlaron de Él, ni golpeó a quienes le golpearon, de todas las cosas que le acusaban falsamente no trató de defenderse o hablar mal de ellos. El profeta nos dice que más bien «enmudeció y no abrió su boca». Sus palabras fueron «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen» (Lucas 23:34).

Y tú, ¿te guías por la «regla de oro» o la «regla del desquite»?

Miguel Mosquera

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