Las Obras de la Carne – 10 – Homicidios

MiguelVida Cristiana1 Comments

El homicidio es causar la muerte a otra persona, y no creo que sea necesario convencer a alguien de que esto es pecado. El homicidio es un claro quebrantamiento al sexto mandamiento: “no matarás”. El homicidio es obra del diablo, porque “Él ha sido homicida desde el principio” (Juan 8:44).

El primer homicidio en la historia fue el que cometió Caín a su hermano Abel. El odio, el orgullo, la envidia y la ira llevaron a Caín a cometer este terrible pecado. El apóstol Juan usa este acontecimiento para mostrar un marcado contraste con la conducta cristiana: “Que nos amemos unos a otros. No como Caín, que era del maligno y mató a su hermano” (1 Juan 3:11-12). El poder y el dinero son otros de los móviles que muchas veces llevan al homicidio.

Aunque podamos pensar que el homicidio está lejos de nosotros, hay al menos tres maneras en que el homicidio puede “filtrarse” en nuestra vida sin que nos demos cuenta.

El estándar divino

Aunque el homicidio es causar la muerte a otra persona, el Señor Jesucristo elevó el estándar de lo que enseñaba la ley, cuando dijo:

Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio. Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuegoMateo 5:21-22

El enojo, que tanto dejamos que asome su horrible rostro en nuestra manera de actuar, es la raíz del homicidio. De manera, que una persona puede estar pecando tan solo en sus pensamientos. Tampoco es lícito ‘desearle la muerte’ a otra persona, por muy injusta y mala que esta otra persona pueda ser.

Si bien la acción viene a ser un pecado más grave, tampoco el pensamiento debemos dejarlo entrar en nuestras mentes. Hay más sobre el tema de la ira que puede leer en este otro artículo.

Quienes se complacen con los que lo practican

Cuando el apóstol Pablo menciona la lista de pecados en Romanos capítulo 1, donde también está mencionado el homicidio, él termina diciendo:

...quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican Romanos 1:32

Es inapropiado encontrar entretenimiento en el homicidio. En la antigüedad existía en Roma el Coliseo, donde las multitudes se entretenían viendo a hombres matarse unos a otros. Hoy día existen las películas y el cine, donde también se promueve el homicidio y la violencia (y en muchos casos el terror), y millones de personas se entretienen con esto. “Pero todos saben que no se están matando de verdad”, es la excusa que muchos dirán, pero, volviendo al punto anterior, no es solamente la acción sino el pensamiento el cual es pecado.

Las películas no es la única manera de incentivar el homicidio, sino también lo es los videojuegos. Muchos de éstos consisten en herir y matar, donde personas pueden pasar horas entretenidos con esta violencia. No es solamente que no debe ser parte de nuestra ocupación como cristianos, sino que no debemos dejar que nuestros hijos lo hagan.

Estas son las maneras en que el diablo moldea la mente de las personas para, más adelante, llevarlos a cometer la acción. No solamente ocurre con este pecado sino con muchos otros. La violencia e inmoralidad crecientes en nuestra sociedad vienen impulsadas, en buena medida, por estas cosas.

El aborto

Tristemente el aborto está cada vez siendo más aceptado en la sociedad e incluso legalizado en muchos países. Es necesario que entendamos que un ser humano no empieza a ser un ser viviente en el momento que sale del vientre, sino cuando es concebido. Este es un concepto claro en las Escrituras:

Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madreSalmo 139:13
Así dice Jehová, Hacedor tuyo, y el que te formó desde el vientreIsaías 44:2

Cuando María visitó a Elizabet, ella dijo que “tan pronto como llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre” (Lucas 1:44). La palabra para “criatura” es la misma palabra usada para bebé o para un bebé recién nacido, como por ejemplo en Lucas 2:12, “hallaréis al niño envuelto en pañales” (Lucas 2:12). Además, en el relato de Elizabet vemos que la criatura “saltó de alegría”, por lo que tenía también emociones y respondía a estímulos aun estando en el vientre.

Es la única y sola potestad de Dios de quitar la vida y cualquiera que se tome esa atribución está usurpando la autoridad de Dios y está cometiendo homicidio. No cambia si el bebé viene con una malformación o enfermo, ya que una persona no deja de ser un ser humano por enfermarse, asimismo el bebé en el vientre de su madre.

Como creyentes, siguiendo la autoridad y los principios de la Palabra de Dios no debemos apoyar, ni mucho menos, practicar el aborto.

Vemos como el homicidio puede “filtrarse” en nuestras vidas sin que nos demos cuenta. El amor, por el contrario, no se atreve quitarle la vida a otro, sino más bien está dispuesto a sacrificar su propia vida por amor a los demás. Ese fue el ejemplo de nuestro Señor Jesucristo.

Miguel Mosquera

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