No faltó palabra de todas las buenas promesas que Jehová había hecho a la casa de Israel; todo se cumplióJosué 21:45
Años más tarde el pueblo de Israel, bajo la guía de Josué, conquistó la tierra prometida. Los enemigos eran verdaderamente grandes y poderosos, pero más poderoso era el Dios de Israel quien les dio la victoria sobre todos sus enemigos. Dios lo había prometido a Israel y lo cumplió. No pasó por alto ninguna de sus palabras: les condujo a través del desierto, les protegió de sus enemigos, les hizo pasar el Jordán, les dio la victoria sobre todos los enemigos que enfrentaron y les repartió la tierra conforme a su palabra.
Las circunstancias pueden parecer contrarias y los enemigos invencibles, pero nada de esto es un obstáculo para Dios hacer cumplir su palabra.
Sus promesas son buenas y siempre van acompañadas por la sabiduría y poder infinitos de Dios, por eso nunca van a fallar.
Todas las promesas del Señor Jesús
son apoyo poderoso de mi fe;
mientras luche aquí buscando yo su luz,
siempre en sus promesas confiaré.
Grandes, fieles,
las promesas que el Señor Jesús ha dado.
Grandes, fieles;
en ellas para siempre confiaré.
Miguel Mosquera
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