No faltó palabra de todas las buenas promesas que Jehová había hecho a la casa de Israel; todo se cumplióJosué 21:45
¿Podía Dios cumplir su palabra? Los israelitas primero no creían que Dios podía sacarlos de la esclavitud en Egipto. Moisés les habló las palabras de Dios asegurándoles que les iba a librar, pero dice que “ellos no escuchaban a Moisés a causa de la congoja de espíritu, y de la dura servidumbre” (Éxodo 6:9). Después de sacarlos y, mientras los llevaba por el desierto, el pueblo se preguntaría si de verdad había una tierra así como Dios la describía. Los 12 espías que recorrieron la tierra trajeron el reporte de que, efectivamente, la tierra era buena, tal y como Dios la había descrito. Sin embargo, no creyeron que Dios podía introducirles en esa tierra, ya que sus moradores eran fuertes y sus ciudades amuralladas.
Josué vivió todo esto. Rodeado de un pueblo incrédulo se sentiría tentado a pensar como ellos, pero la fe de Josué estaba puesta en Dios. Sabía que Dios cumpliría su promesa. Entre el momento en que Dios le prometió al pueblo de Israel la tierra hasta que se las entregó ocurrieron muchas cosas. Habría momentos de desánimo en que Josué pensaría: “¿será que Dios de verdad va a poder darnos esta tierra?”.
Recordemos que Dios está por encima de estas circunstancias y que Él tiene todo en su control
Ahora, Josué ha sido testigo de cómo los propósitos de Dios se han venido llevando a cabo poco a poco hasta cumplir todo lo que había prometido. Dios les ha sacado de Egipto, los ha llevado a través del desierto, los ha introducido a la tierra prometida, les ha dado la victoria sobre sus enemigos y la tierra ha sido repartida a todas las tribus. Todo se cumplió, como Dios lo había prometido.
En tu vida, como creyente, también habrá momentos en que pensarás si de verdad Dios va a cumplir sus promesas. Las circunstancias parecen tan adversas que la esperanza se vuelve muy pequeña y frágil, pero recordemos que Dios está por encima de estas circunstancias y que Él tiene todo en su control. “Todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios” (2 Corintios 1:20).
Miguel Mosquera
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