Entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Génesis 22:11
Cuando Sara dijo a Abraham que despidiera a Hagar e Ismael, porque Ismael no heredaría con Isaac, a Abraham le pareció algo muy grave (Génesis 21:10-12). No debió estar del todo convencido en hacerlo, sin embargo cuando Dios le dice que escuche a Sara, entonces Abraham se levanta muy de mañana y despide a Hagar e Ismael. Abraham podría discrepar de lo que Sara decía, pero al ser Dios quien le confirma que esto es lo correcto, Abraham no duda en obedecer. ¿Será que tengo esta misma diligencia para obedecer a lo que Dios me dice y hacerlo con prontitud?
Ahora en el capítulo 22 vemos la prueba más difícil para Abraham: ofrecer a Isaac su hijo en sacrificio. Al ser llamado Abraham no duda en obedecer, sino que se levanta muy de mañana y emprende el viaje. Ahora imaginemos la escena del versículo 11, Abraham tiene el cuchillo levantado, listo para degollar a su hijo, cuando Dios lo llama. El llamado es urgente y Abraham lo responde como tal, inmediatamente. Una demora en su respuesta hubiese cambiado el resto de la historia. Cuando Dios me habla por su Palabra, ¿obedezco con prontitud? Hay momentos en los cuales Dios puede estar diciéndome que espere, pero cuando Dios nos esté ordenando actuar, que podamos estar listos para obedecer y respondamos «Heme aquí».
Miguel Mosquera
Foto: Ready por Miloš Marković bajo la licencia CC BY-NC-ND 2.0 (mod. 1200x500px)
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