El 16 de abril de 2007 parecía un día normal en el Tecnológico de Virginia, en Estados Unidos. Todos los estudiantes estaban en sus respectivos salones recibiendo clases cuando de repente entró en uno de los edificios Seung-Hui Cho y abrió fuego contra los salones de clase. La masacre del Tecnológico de Virginia cobró la vida de 32 personas entre las cuales se encontraba Liviu Librescu, un profesor de Ingeniería mecánica. Liviu Librescu estaba dando clases cuando escuchó los disparos e inmediatamente se colocó en la puerta del salón para impedir la entrada de Cho. Cho comenzó a disparar a la puerta para tratar de entrar pero Librescu logró mantenerla cerrada mientras que sus alumnos escapaban por la ventana; sin embargo este acto heroico le costó la vida. Librescu recibió honores post-mortem por haber salvado la vida de 22 alumnos.
Hay uno que hizo un sacrificio mucho mayor que el de Liviu Librescu. El Señor Jesucristo, el Hijo de Dios, voluntariamente sufrió en la cruz del Calvario soportando el castigo por nuestros pecados y entregando su vida para que pudiéramos escapar de la ira venidera. El ser humano, en sus pecados, corre el peligro de la condenación eterna porque “la paga del pecado es muerte” (Romanos 6.23).
El sacrificio de Cristo tiene una mayor importancia porque puede dar al pecador arrepentido la seguridad de la vida eterna y tiene un mayor alcance porque puede salvar a todo aquel que cree en Él.
La manera en que tu puedes escapar del castigo de Dios es confiando que el sacrificio de Cristo en la cruz es suficiente para perdonar tus pecados y darte la vida eterna. Cristo dijo “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” (Juan 5.24).
Juan 3.17-18 dice “Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios”. Refúgiate en Cristo como tu Salvador y serás salvo.
Miguel Mosquera