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Más de 300 mil hombres no podían regresar a su hogar, así que su hogar vino por ellos – Operación Dinamo

Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, las fuerzas del ejército Nazi se movían rápidamente a lo largo de Europa destruyendo y conquistando todo a su paso. Habían invadido Polonia y también los países de Holanda y Bélgica. Francia ya no tenía fuerzas para detener el ataque del ejército enemigo y, muy pronto, también se rendiría a los Nazis. Por otra parte, casi todo el ejército británico se encontraba en la costa de Francia, atrapados entre el mar y el ejército alemán. El recién nombrado primer ministro británico, Winston Churchill, lo llamó “un desastre militar colosal” ya que la “raíz, columna vertebral y cerebro del ejército de Gran Bretaña estaba estancado en la playa de Dunkerque a punto de ser aniquilados o capturados”. El tiempo era corto, el desastre inminente, las posibilidades estaban prácticamente agotadas.

Más de 300 mil soldados estaban atrapados en la playa de Dunkerque, era imposible para ellos enfrentar la artillería pesada y fuerza aérea de los Nazis. Es por eso que el 26 de mayo de 1940 se puso en marcha la Operación Dinamo, que consistía en evacuar la mayor cantidad de soldados a través de barcos, antes que el ejército enemigo atacara. Evidentemente que evacuar a 300 mil soldados no era una tarea nada fácil, más aún, considerando que los grandes barcos de la Armada Británica no podían acercarse a la playa por la poca profundidad del agua. Así que pidieron el apoyo de cientos de barcos pesqueros, ferris, barcos de pasajeros, botes, yates, lanchas y todo tipo de barcos particulares que permitieron trasladar a los soldados desde la playa hasta los barcos de la Armada Británica y de regreso a su hogar en Inglaterra.

La Operación Dinamo se convirtió en la evacuación militar más grande de la historia. Tenían la esperanza que fueran rescatados quizás unos 30 mil soldados, pero más de 338 mil soldados regresaron a salvo a casa. Mas de 300 mil hombres no podían regresar a su hogar, así que su hogar vino por ellos.

Todo aquel que cree en el Señor Jesucristo es salvo, ya que la Palabra de Dios así lo dice
La situación de la raza humana era aún más crítica que la de estos soldados. Estábamos atrapados bajo una carga de pecados que nos condena y, de continuar así, ninguna esperanza habría para el ser humano más que la condenación del infierno. Era imposible para nosotros poder llegar al cielo, “por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios” (Romanos 3:23 LBLA). Fue entonces que vino Uno del hogar celestial, “Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores” (1 Timoteo 1:15). Vino para dar su vida en la cruz y pagar el precio de nuestros pecados. Vino para enfrentarse al enemigo, «para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre” (Hebreos 2:14-15). Nadie le quitó la vida al Señor Jesucristo, Él dijo “tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar” (Juan 10:18). Al tercer día resucitó de entre los muertos y regreso al cielo donde se ha sentado a la diestra de Dios, “hasta que ponga tus enemigos por estrado de tus pies” (Marcos 12:36).

Cristo permitió una vía de escape mediante su obra en la cruz. Él enfrentó la batalla, y venció. Todo aquel que cree en Él es salvo, ya que la Palabra de Dios así lo dice: “para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:15). En la Operación Dinamo fue provisto el medio de escape, pero es lógico que para ser rescatado cada soldado tenía que subir al barco, de otra manera quedaría en la playa, destinado a morir en el ataque enemigo. Así es en cuanto a la salvación del alma, “El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios” (Juan 3:18).

Miguel Mosquera

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