Para esto he nacido

Juan en su evangelio presenta a Cristo como el Hijo de Dios y, por lo tanto, Él es eterno, siempre ha existido. Es por eso que Juan no menciona el nacimiento, pero sí hace varias referencias a que fue enviado por el Padre y a que Él vino, por ejemplo: “Aquella luz verdadera… venía a este mundo” (Juan 1:9). Es decir, no tuvo su comienzo allí en Belén, sino que existía ya, y vino al mundo.

Aunque no sabemos con seguridad cuál es la fecha en que el Señor Jesús nació, no hay ninguna duda de su nacimiento, vida, muerte y resurrección. Sin embargo, cuando consideramos el nacimiento del Señor no debemos quedarnos solamente contemplando el pesebre en Belén, sino también mirar más allá a la razón por la cual nació. Esta única referencia al nacimiento de Jesús en el evangelio de Juan nos lleva a considerar el propósito de su venida.

Poco entendía Pilato las palabras de Cristo: “Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad”. Cristo había dicho ya a sus discípulos: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida” (Juan 14:6). Cristo tenía un propósito al venir al mundo. Por medio de sus palabras y conducta dio testimonio de la verdad de Dios.

Sin embargo, los hombres amaron más las tinieblas que la luz. “Ahora procuráis matarme a mí, hombre que os he hablado la verdad” (Juan 8:40). La respuesta que le dieron por dar testimonio de la verdad fue la muerte de la cruz.

Frente a Pilato, Cristo no se defendió ni argumentó para librarse de la muerte. Por amor a nosotros se encaminó al Calvario, en obediencia a Dios, porque “Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo”. ¿Ya le tienes como tu Salvador?

Mi celestial mansión, 
mi trono de esplendor, 
dejé por rescatar  
al mundo pecador. 
Sí, todo Yo dejé por ti, 
¿qué dejas tú por mí?

Miguel Mosquera