¿Por qué murieron Nadab y Abiú?
Cuando Moisés terminó el tabernáculo y lo erigió en medio del campamento se nos dice que “salió fuego de delante de Jehová, y consumió el holocausto con las grosuras sobre el altar; y viéndolo todo el pueblo, alabaron, y se postraron sobre sus rostros” (Levítico 9:24). Dios mismo encendió el fuego en el altar de bronce y este fuego debía arder continuamente (Levítico 6:12). Cuando el pueblo de Israel se trasladaba en el desierto se tomaban los carbones del altar y se llevaban hasta el lugar donde estaría habrían de acampar nuevamente. Así que, el fuego fue encendido por Dios. Esto es muy importante para entender a qué se refiere ese “fuego extraño” que ofrecieron Nadab y Abiú.
Cuando se ofrecía el incienso se debían tomar carbones del altar de bronce y traerlos al altar de oro que estaba en el santuario. Cuando se dice que Nadab y Abiú había ofrecido “fuego extraño” era que había traído carbones de otra procedencia para ofrecer el incienso. Más adelante, en el capítulo, Dios le manda a decir a Aarón: “no beberéis vino ni sidra cuando entréis en el tabernáculo de reunión, para que no muráis… para poder discernir entre lo santo y lo profano, y entre lo inmundo y lo limpio”. Es posible, incluso, que Nadab y Abiú estaban bajo los efectos del vino cuando entraron al santuario y por eso no supieron distinguir entre lo santo y lo profano, no dándose cuenta de lo que estaban haciendo.
Alguien pudiera pensar que era una medida muy drástica, pero ellos habían desobedecido el mandamiento de Dios sobre las “cosas santísimas”.
Al quitar la vida a estos dos sacerdotes Dios estaba estableciendo un precedente sobre lo serio que era el ministerio sacerdotal. Al menos 9 veces encontramos esta palabra “santísima” entre el final de Éxodo y el libro de Levítico. La solemnidad del asunto traería reverencia de parte de los sacerdotes al momento de servir a Dios.
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