Nadie va a discutir que uno de los pocos temas a los que nuestra sociedad de hoy le da más atención, interés y comentario es al dinero. En nuestro mundo los programas de televisión, blogs, páginas web y publicidad nos bombardean constantemente de una corriente de charlas sobre todos lo que tiene que está relacionado con dinero.
Lo que también puede ser un poco sorprendente para algunos es saber que la Biblia habla más acerca del dinero que sobre muchos otros temas en particular. Aproximadamente 2350 versículos tratan el tema del dinero y las posesiones materiales (casi el doble de lo que dedica a la fe y la oración juntos). Dieciséis parábolas del Señor Jesucristo (de un total de 30 ó 40) tocan este tema. Él habló mucho más sobre asuntos de dinero y riquezas que de cualquier otro tema, incluyendo los temas del cielo, infierno, obediencia, discipulado o devoción.
Este artículo está dirigido a creyentes jóvenes que están comenzando su edad adulta. Muchos de ustedes no han cometido todavía los errores que la generación anterior a ustedes ha caído, pero ustedes están al borde del precipicio y, ¡en peligro inminente de seguir ciegamente en los mismos pasos! Querido joven creyente, ¡detente antes que sea demasiado tarde! El dinero no es lo que tú crees que es, no es lo que el mundo alrededor te está forzando a creer que es. Este artículo está escrito con el sincero deseo que jóvenes lectores vuelvan a la Palabra de Dios para encontrar verdad dada por Dios, apropiada y eterna acerca del dinero y cambien radicalmente su perspectiva, que les haga evitar ese estilo de vida vacío, materialista y obsesionado por el dinero que tiene tanta influencia en prácticamente todo el mundo en nuestra sociedad moderna, incluyendo muchos cristianos.
La perspectiva del mundo sobre el dinero está dirigida por el mismo diablo y está directamente opuesta a la enseñanza de la Biblia. Tú puedes estar equivocado en muchas cosas y aun así no naufragar espiritualmente como creyente, pero no puedes estar equivocado en cuanto a tu actitud, y comportamiento, hacia el dinero y esperar que tu vida dé algo de fruto para Dios. El Señor Jesucristo dijo tan claramente en Lucas 16:13 que «Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas». Así que, en las mismas palabras de Cristo, si tú eres devoto al dinero ¡estás aborreciendo a Dios! Si estás sirviendo al dinero, ¡no puedes servir a Dios!
¿Qué dice la Biblia del dinero? ¿El dinero es malo?
Mi dinero y posesiones materiales no me pertenecen, sino que me han sido confiados por su dueño principal, Dios, y Él me ha dado la responsabilidad de su cuidado y usoEl dinero como tal es moralmente neutral. No es ni bueno ni malo. Las personas son buenas o malas, las acciones son buenas o malas, las actitudes son buenas o malas, por lo tanto es lo que hacemos con el dinero y cómo vemos el dinero lo cual es bueno o malo, no el dinero en sí. El dinero es realmente un medio de adquisición o un método de medir valor. La posesión de riquezas y bienes materiales no indican, necesariamente, que una persona está fuera de la voluntad de Dios, tampoco la ausencia de dinero o de posesiones materiales es una muestra de piedad. Uno de los versículos de la Biblia que son citados de una forma equivocada con frecuencia es 1 Timoteo 6:10. Contrario a la forma en que muchos lo citan, el versículo no está indicando que «el dinero es la raíz de todo mal» sino que más bien nos advierte que «raíz de todos los males es el amor al dinero».
El Principio de Mayordomía – Al fin de cuentas ¿de quién es el dinero?
De tal manera que es crítico, si quiero ver el dinero correctamente, que entienda el principio de mayordomía. Mi dinero y posesiones materiales no me pertenecen, sino que me han sido confiados por su dueño principal, Dios, y Él me ha dado la responsabilidad de su cuidado y uso. No es que yo tomo una pequeña porción de mi dinero y «se lo doy al Señor» y entonces puedo usar el resto como me plazca. El hecho que todo le pertenece al Señor y yo debo responder a Él en cuanto a mis actitudes y acciones con todo lo que Él me ha confiado. Este el principio bíblico de mayordomía.
¿Cuánto dinero necesito? ¿Cuál es mi libertad financiera?
Esta es una de las preguntas más apremiantes de nuestros días y para muchos de nosotros la respuesta más natural que fluye de nuestras mentes cuando nos enfrentamos con ella es: «un poco más de lo que tengo ahora». Pareciera como que nunca tenemos la cantidad suficiente de dinero. La libertad financiera es vista en nuestro mundo como un concepto que debemos disfrutar, un sueño que hay que perseguir o una ambición que es necesario alcanzar. Pero el concepto de libertad financiera que el mundo tiene es totalmente defectuosa cuando se sujeta a la prueba de las Escrituras.
El mundo nos ha adoctrinado a pensar que la libertad financiera es «tener suficiente dinero de manera que uno no tenga de qué preocuparse», cuando las Escrituras nos enseñan claramente que «Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús» (Filipenses 4:19). En la parte final de la porción de Mateo 6, el Señor exhorta a los suyos a no estar ansiosos por vestido, comida y cosas materiales, porque «vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas» (Mateo 6:32). La libertad financiera, desde una perspectiva de las Escritural, es ser libre de la esclavitud de servir al dinero y las riquezas. La libertad de la mente y el alma vienen solamente al confiar verdaderamente en Dios y al tener paz en el corazón que estoy usando, para su gloria, cualquier recurso que Él me ha encomendado. Es un insulto a nuestro Padre celestial que pensemos que la seguridad y la libertad pueden encontrarse en las riquezas o en la acumulación de posesiones en este mundo. Esto solamente puede encontrarse en nuestro Dios y están disponibles abundantemente para aquellos que ponen su confianza en Él.
La Publicidad Amenazadora del Mito del Materialismo
La avaricia es un peligro horrible y amenazador que puede consumirnos y atraparnos y, si lo dejamos entrar en nuestra vidaLa avaricia y el materialismo son plagas crónicas en nuestra moderna sociedad obsesionada con el dinero y, si es dejada sin atención, rápidamente puede tener efectos devastadores en nuestra manera de pensar, perspectiva, estilos de vida y hábitos, como el pueblo de Dios. Es instructivo que el Señor advirtió en Lucas 12:15 «guardaos de toda avaricia». Estamos bien familiarizados con advertencias como «Cuidado con el perro» o «cuidado con derrumbe». No tenemos problema para imaginarnos que estas advertencias nos alertan de un potencial peligro inminente; algo que nos puede hacer daño gravemente o incluso destruirnos. Es crítico que entendamos que esto es precisamente lo que el Señor está diciendo en Lucas 12. La avaricia es un peligro horrible y amenazador que puede consumirnos y atraparnos y, si lo dejamos entrar en nuestra vida, va a destruir nuestra utilidad para Dios y hacer que naufraguemos en nuestro testimonio cristiano. Pablo advierte de este peligro en 1 Timoteo 6 cuando escribe en los versículos 10 y 11 que «porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas». Fíjese en la contundencia de la advertencia de Pablo: ¡debemos huir! No es que podemos darnos el lujo de tolerar un poquito de vida materialista siempre y cuando no vayamos demasiado lejos. No podemos proveer un poco para los deseos carnales por posesiones, pero mantenerlos balanceados para así no ir a los extremos que otros han caído. Debemos vigilar este peligro como un potente enemigo, mantente lejos de él y permanece alerta contra sus efectos.
En Lucas 12, el Señor desarrolla esta advertencia de «guardarse de la avaricia» al explicar que «la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee» (Lucas 12:15). Este es quizás una de las áreas más obvias en las que los mitos modernos de mercadeo y las enseñanzas de Cristo entran en fuerte conflicto. Somos bombardeados con mensajes consciente, subconscientes, subliminales o sociales que nos persuaden poderosamente que la vida, de hecho, consiste en la abundancia de las cosas que poseemos. La felicidad está justo en nuestra próxima compra. Bien sea la última tecnología o un automóvil lujoso, las vacaciones de tus sueños o una prestigiosa casa o de darse el gusto de un buen tratamiento de spa. Estamos siendo bombardeados constantemente con mensajes de publicidad. El objetivo de estas propagandas es convencernos que «tú has trabajado duro para ganártelo, te lo mereces, serás feliz y lo tienes y serás miserable si no lo tienes». Y, casi sin pensarlo, nos empapamos de la filosofía del mundo, nos tragamos sus mensajes publicitarios, pisamos el acelerador del materialismo y nos consignamos a una existencia miserable, egoísta e infructuosa de servir a las riquezas y no servir a Dios.
Querido joven creyente, por favor detente y escucha la clara, inequívoca advertencia de Cristo. Tu vida es más que el dinero y las cosas materiales. Puedes sobrevivir sin la última tecnología, o el carro más nuevo, o la casa más lujosa, o las mejores vacaciones. Es mucho mejor estar contento en el centro de la voluntad de Dios para tu vida y estar sin algunas de estas cosas que tu grupo de contemporáneos considera «normal», que estar apurado para obtener cada cosa que tu corazón demanda y perder de vista completamente el propósito de Dios para tu vida.
Andrew Ussher
Traducido de Truth and Tidings
Usado con permiso
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