¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?Romanos 8:35
Con esta tercera pregunta, el ataque es hacia el amor de Cristo. Se mencionan los siete oponentes más fieros que han sido capaces de destruir muchos vínculos humanos. La tribulación es una intensa presión sobre algo. Puede imaginar las prensas hidráulicas que son capaces de deformar los metales más fuertes. Esto lleva a una angustia y aflicción que penetra hasta lo más profundo de nuestros corazones.
Sigue la persecución, con su ferocidad y crueldad, levantándose con injusticia contra los hijos de Dios. El hambre y la desnudez nos hacen ver la carencia de las necesidades más básicas del ser humano, como los son la comida y el vestido, y tratan infructuosamente de cuestionar el cuidado de Dios sobre nosotros.
Termina con el peligro, de cualquier tipo, que nos enseña lo vulnerables que somos como seres humanos y la espada que puede reducirnos a frágiles víctimas. Estos no son los únicos enemigos, sino que, en esta lista, podría incluir cualquier otra cosa o circunstancia en su vida, incluyendo el nuevo coronavirus.
La respuesta no puede ser más contundente, uno de los textos más preciosos de las Escrituras y que son un ancla firme en medio de las más inclementes tempestades:
Por lo cual estoy seguro de que
ni la muerte, ni la vida,
ni ángeles, ni principados, ni potestades,
ni lo presente, ni lo por venir,
ni lo alto, ni lo profundo,
ni ninguna otra cosa creada
nos podrá separar del amor de Dios,
que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
(Romanos 8:38-39)
Amén.
Miguel Mosquera
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