He aquí tu cuñada se ha vuelto a su pueblo y a sus dioses; vuélvete tú tras ella. Respondió Rut: No me ruegues que te deje... Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi DiosRut 1:15-16
Rut y Orfa emprendieron el camino con Noemí, diciéndole: “Ciertamente nosotras iremos contigo a tu pueblo”. Pero, no se trataba simplemente de ‘unirse’ a un pueblo y adoptar unas costumbres. El pueblo de Noemí estaba ligado al Dios de Noemí. Orfa no se quiso desligar de ‘sus dioses’ y por eso se regresó.
Rut no estaba siguiendo a Noemi por consideración sino por convicción. La decisión en esta encrucijada marcó la vida de Rut para siempre. Orfa le dio la espalda a Dios para volverse a “su pueblo y a sus dioses”. Ruth, en cambio, le dio la espalda a Moab y sus dioses, diciendo: “Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios”.
“No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo”. Que vivamos con convicción como Rut, movidos por aprecio por su pueblo y adoración a nuestro Dios.
Dejo el mundo y sigo a Cristo,
porque el mundo pasará;
mas su amor, amor bendito,
por los siglos durará.
¡Oh, qué gran misericordia!
¡Oh, de amor sublime don!
¡Plenitud de vida eterna,
prenda viva del perdón!
Miguel Mosquera
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