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Salmo 107 – Dios libra de la aflicción

Luego que clamaron a Jehová en su angustia, Los libró de sus aflicciones; Los sacó de las tinieblas y de la sombra de muerte, Y rompió sus prisionesSalmo 107:13-14

De las cuatro menciones, en el salmo 107, de la expresión “clamaron a Jehová y los libró de sus aflicciones” consideraremos la segunda (v.13) y tercera (v.19), las cuales podemos asociarlas con la salvación.

La descripción de estas personas es que “moraban en tinieblas” y estaban “aprisionados en aflicción y en hierros”. La razón de esto se nos dice en el v.11: “fueron rebeldes a las palabras de Jehová, y aborrecieron el consejo del Altísimo”. Su rebelión y pecado les había separado de Dios, trayendo como consecuencia la oscuridad y sombra de muerte que describe el salmista. Su pecado los tenía esclavizados en prisión, llevándolos a una aflicción merecida. No hay ningún beneficio en rebelarse a la Palabra de Dios, y trae consecuencias muy costosas para todo el que se deja engañar por el pecado. Dios les dio consejo, pero ellos no quisieron seguirlo.

Sin embargo, al tener que enfrentar las consecuencias de su propio pecado, clamaron a Dios quien escuchó y les libró de sus angustias. En medio de su oscuridad y aflicción clamaron a Dios, Quien en su misericordia extiende su mano para salvación.

Dice: “Envió su palabra, y los sanó, y los libró de su ruina” (v.20). Es la Palabra que habían rechazado la que resultó para su beneficio y salvación. El pecado trae la ruina del ser humano, pero la Palabra de Dios nos señala al Salvador, el Señor Jesucristo. Es por su muerte en la cruz que el pecador puede encontrar la verdadera libertad.

Bien dice el conocido versículo: “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” (Juan 5:24).

“Alaben la misericordia de Jehová, y sus maravillas para con los hijos de los hombres” (v.15,21).

Por la Biblia miro que pequé,
y su ley divina quebranté.
Mi alma entonces contempló con fe
al Salvador.

Miguel Mosquera

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