Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; has entendido desde lejos mis pensamientosSalmo 139:1-2
El Salmo 139 es una magnífica declaración de estos tres atributos únicos de Dios: su Omnisciencia (vv.1-6), su Omnipresencia (vv.7-12) y su Omnipotencia (vv.13-18).
En esta primera parte encontramos que Dios es Omnisciente. “Omni” significa ‘todo’ y ‘sciente’ tiene que ver con ‘ciencia’ o ‘conocimiento’. De manera que cuando hablamos que Dios es Omnisciente queremos decir que Él conoce todas las cosas de forma completa. No hay nadie que puede tener un conocimiento más amplio o más detallado sobre algo que Dios mismo.
Dios conoce todo sobre la creación, desde lo más pequeño hasta lo más grande. Conoce todos los eventos ocurridos desde el principio hasta el final de los tiempos. El mundo se jacta del alcance y aumento de su conocimiento, pero una sencilla mujer de la antigüedad tiene una lección para todos: “Cesen las palabras arrogantes de vuestra boca; porque el Dios de todo saber es Jehová, y a él toca el pesar las acciones” (1 Samuel 2:3).
¡Qué maravillosas las palabras del salmista al expresar el conocimiento de Dios sobre nosotros! Él lo sabe todo, hasta lo más íntimo de nuestro ser. Conoce nuestras acciones, ninguna le es oculta; conoce nuestros pensamientos y nuestros caminos; nuestros miedos y preocupaciones. Conoce nuestras palabras, incluso antes que salgan de nuestra boca. Conoce nuestras necesidades y lo que es mejor para nosotros.
Muchas veces queremos tener este conocimiento de Dios y saber todas las cosas y su por qué, pero Dios no nos va a transmitir todo ese conocimiento ni nos dará explicación de todo. Lo que debemos hacer es simplemente confiar en el Dios Omnisciente, porque Él sabe todas las cosas y muestra interés y cuidado por nosotros.
Que lo sabe todo el Padre
es mi certitud,
y que en gracia Él por mí vela
con solicitud.
Todo cuanto Dios permita
obra para bien,
y deseo solamente
responderle: «Amén».
Miguel Mosquera
Comparte este artículo