Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos… No hay lenguaje, ni palabras, ni es oída su voz. Por toda la tierra salió su voz, y hasta el extremo del mundo sus palabras.Salmo 19:1,3-4
El Salmo 19 nos da una declaración muy interesante de la revelación de Dios al ser humano. En la primera mitad nos muestra la revelación de Dios a través de la creación y en la segunda mitad nos muestra la revelación de Dios a través de su Palabra. Por medio de la creación contemplamos su grandeza y poder; por medio de su Palabra conocemos su naturaleza y persona.
Los cielos cuentan la gloria de Dios. Isaías 40:26 también utiliza los cielos para hacernos ver que Dios es grande: “Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quién creó estas cosas; él saca y cuenta su ejército; a todas llama por sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza de su fuerza, y el poder de su dominio”. Todo lo que vemos nos enseña que hay Uno que creó todas estas cosas. Ese Dios Creador es más grande y supremo que la creación misma.
Esa revelación que Dios ha hecho no fue a través de palabras ni lenguaje, sin embargo ha llegado a todo ser viviente. No hay ninguno en la tierra que no haya recibido el testimonio del Creador, de su poder y deidad. Tristemente, hay muchos que se han negado a recibir este testimonio, como lo expresa Romanos 1:25, donde dice que “cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador”.
Pero quienes hemos creído en Él, nos asombramos ante el Dios Altísimo, Creador de los cielos y de la tierra, por su poder, sabiduría y majestad. Contemplamos la creación y nos postramos ante Él, como dijo el salmista: “Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites?” (Salmo 8:3-4).
¡Qué maravilla que un Dios tan grande haya tenido el deseo de mostrar interés en una pequeña criatura como yo!
Señor mi Dios, al contemplar los cielos,
el firmamento y las estrellas mil,
al oir tu voz en los potentes truenos,
y ver brillar el sol en su cenit …
Mi corazón entona la canción:
«¡Cuán grande es Él, cuán grande es Él!»
Miguel Mosquera
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