…nuestro Señor Jesucristo, el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. AménGálatas 1:3-5
El apóstol Pablo se destaca por escribir en unas pocas líneas verdades muy profundas y poderosas. Los creyentes en las iglesias de Galacia se habían dejado engañar por algunos que querían pervertir el evangelio, afirmando que era necesario cumplir la ley para poder ‘completar’ la salvación.
En su primer párrafo Pablo deja muy en claro la suficiencia de la obra de Cristo para la salvación del pecador.
- La Persona: nuestro Señor Jesucristo se dio a Sí mismo. Dios usó a muchos hombres para diferentes propósitos a lo largo de la historia, pero cuando se trató de la obra de la salvación fue el mismo Hijo de Dios, cuyas obras siempre son perfectas y completas, quien se encargó del asunto de la salvación del pecador.
- El Propósito: fue por nuestros pecados. Cristo vivió una vida perfecta, sin pecado. Cuando murió en la cruz estaba llevando el castigo de nuestros pecados.
- El Poder: para librarnos del presente siglo malo. Este mundo está corrompido por el pecado y se ha pervertido moral y espiritualmente. Cristo nos ha librado esa corrupción, pero también del sistema religioso que busca mezclar las verdades divinas con las tradiciones y rituales humanos.
- El Padre: todo esto fue hecho conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre. Vemos ahora al Padre y al Hijo actuando en perfecta armonía en cuanto a la obra de la salvación.
Esto no fue hecho para la gloria del hombre. Por la fe, el pecador se beneficia de esta obra tan grande, pero la salvación por gracia, descansa únicamente en la obra suficiente de Cristo en la cruz por nuestros pecados y de esta manera le da la gloria enteramente a Dios: “a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén”.
A Dios sea la gloria, al mundo Él dio
al Hijo bendito, que por nos murió;
expió los pecados de quien en Él cree,
abrionos la senda hacia Dios por la fe.
¡Gloria a Dios! ¡Gloria a Dios! que de tal modo amó
al que lejos de Él en pecado se halló.
Venid por el Hijo al gran Dios Salvador,
y dadle la gloria por tan grande amor.
Miguel Mosquera
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