Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de DiosMarcos 16:19
En este evangelio vemos al Siervo ocupado. Rápidamente, desde su primer capítulo comienza a relatar las actividades del Señor. Aunque es un evangelio corto, tiene más milagros que capítulos. Contiene al menos 17 milagros en 16 capítulos. Basta con leer el capítulo 1 y notar al menos 7 acontecimientos en la vida de Cristo: bautismo, tentación, comienzo de su ministerio, llamado de cuatro discípulos, sana un hombre endemoniado, sana la suegra de Pedro y, luego, a un leproso. Y esto, sin incluir que en este mismo capítulo se hacer referencia a Cristo sanando a muchos enfermos, orando, y recorriendo toda la región de Galilea.
Vemos al Siervo guiado y obediente. Nada de lo que hacía, lo hacía por su propia cuenta. En Marcos 1:12 el «Espíritu le impulsó al desierto», luego al comenzar su ministerio, dijo «El tiempo se ha cumplido» (Marcos 1:15) y también lo encontramos orando (Marcos 1:35). Hacía siempre la voluntad del Padre, lo hacía en el tiempo correcto y vivía en plena y perfecta comunión con su Dios.
Al terminar el evangelio vemos al Siervo sentado. Un siervo no debía sentarse sino hasta que hubiese terminado su trabajo. Cristo no descansó hasta haber terminado la obra que Dios le había dado para hacer. En Lucas 13, dijo «He aquí, echo fuera demonios y hago curaciones hoy y mañana, y al tercer día termino mi obra», y en Juan 17, «he acabado la obra que me diste que hiciese». Marcos es el único evangelio que hace la referencia a que «se sentó a la diestra de Dios». Una obra completada, suficiente, perfecta y eterna. Ahora está exaltado hasta lo sumo, lo más alto. Aquél que se sentó, ¿ya terminó su labor? Dice Marcos 16:20 «Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor». Los discípulos salen para servir a Dios y Cristo, desde la gloria, les ayuda. Cuando prestas servicio a Dios, Cristo, desde la gloria sentado en el trono, te ayuda. ¡Qué privilegio poder servirle y contar con su ayuda!
Miguel Mosquera
Compartir