En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al SeñorRomanos 12:11
Todo creyente es un siervo del Señor. El servicio al Señor no es algo que está reservado para una clase especial en la iglesia, mientras que otros no necesitan hacerlo. El servicio es para todos. Es bueno notar, también, que no todos estamos llamados al mismo servicio, sin embargo, hay lugar para que todos sirvan.
Se requiere de diligencia, esto es, hacerlo con prontitud. El Señor dijo, “Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar” (Juan 9:4). Ahora es el momento de servir al Señor. Cuando se trata de servir al Señor, parece que el tiempo nunca es conveniente: estoy muy ocupado, estoy muy joven o muy viejo, en estas fechas las personas están en otra cosa, etc. Tengamos diligencia y actuemos con prontitud.
El perezoso es muy pesimista, dice el perezoso en Proverbios 26:13, “El león está en el camino; el león está en las calles”. Siempre estará viendo el lado negativo de las cosas, ¿la razón? No quiere trabajar. Es sabio para opinar, pero indispuesto para hacer (Proverbios 26:15-16). El Señor mandó sus siervos a “Negociad [ocúpense] entre tanto que vengo” (Lucas 19:13).
Cuando dice: “fervientes en espíritu”, lleva la idea de tener celo por lo que es bueno. Cuando el Señor vio la multitud, “tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor; y comenzó a enseñarles muchas cosas” (Marcos 6:34). Sigamos el ejemplo del Señor, el siervo perfecto quien “no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos” (Marcos 10:45).
Trabajar y orar
en la viña, en la viña del Señor.
Sí, mi anhelo es orar y ocupado siempre estar
en la viña del Señor.
Miguel Mosquera
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