Los ojos de Jehová están sobre los justos, y atentos sus oídos al clamor de ellosSalmo 34:15
El peligro asechaba al fugitivo David, pero él comienza el salmo diciendo: “Bendeciré a Jehová en todo tiempo”. Cualquiera fueran las circunstancias que estuviera pasando, fuera en el peligro o en la tranquilidad, David alabaría el nombre de Dios. Que aprendamos a hacer lo mismo.
El salmista nos enseña que Dios está al tanto de todo lo que nos ocurre. “Los ojos de Jehová están sobre los justos”. Observa con detalle, conoce el ambiente, los peligros, el camino; sabe cuál es el momento indicado para intervenir. Nada escapa de su conocimiento.
Continúa diciendo, “atentos sus oídos”. Nuestros clamores no se pierden en el viento de la tormenta. El v.4 dice: “Él me oyó, y me libró de todos mis temores”. Le dio paz. Aunque la persecución continuó, los temores de David se disiparon al saber que Dios estaba por su causa y lo protegía.
Sus ojos ven, sus oídos oyen. ¡Qué seguros estamos bajo la protección divina!
Nunca un gemido que Él no pueda oir,
nunca una angustia que Él no ha de sentir,
nunca un temor que Él no pueda extinguir:
cada momento conmigo ha de ir.
Miguel Mosquera
Compartir