«…porque Roboam era joven y pusilánime, y no se defendió de ellos» (2 Crónicas 13:7)
Roboam era el hijo de Salomón y fue al comienzo de su reinado que el reino de Israel se dividió. Años más tarde, su hijo Abías habló al pueblo de Israel y dijo que su papá era «joven (entre la niñez y la adolescencia) y pusilánime», en otras palabras «inmaduro y débil». Lo triste es que Roboam tenía 41 años cuando comenzó a reinar, estaba grandecito ya, no era ningún niño. Nosotros también podemos caer en el mismo error, que los años pasan y en vez de estar creciendo en las cosas espirituales todavía seamos inmaduros y débiles. Esto es lo que Hebreos 5:12-13 nos dice de ciertos creyentes que «debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido. Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño».
Por lo menos tres razones por las cuales Roboam no estaba creciendo en madurez:
- Falta de Atención: Salomón era su papá, el hombre más sabio sobre la tierra. El libro de Proverbios, Salomón se lo escribe a su hijo, muy probablemente Roboam. Un mar de sabiduría que, si Roboam le hubiese prestado atención, le habría hecho otra persona. El no escuchar los buenos consejos lo llevó a su ruina y a la división del reino. Igual podemos ser nosotros si no escuchamos lo consejos sabios de Dios en su Palabra.
- Falta de Apreciación: Salomón dejó tremenda riqueza a Roboam. Cuando Sisac, rey de Egipto, atacó Judá, se llevó los escudos de oro que Salomón había hecho y Roboam hizo unos de bronce para sustituirlos (1 Reyes 14:25-27). Para Roboam no había diferencia entre unos escudos de bronce y unos de oro, daban lo mismo. No apreciaba las cosas que estaban en la casa de Dios. Que tengamos la debida apreciación por las cosas espirituales.
- Falta de Comunión: 2 Crónicas 12:14 no dice que Roboam «no dispuso su corazón para buscar a Jehová». La falta de comunión con Dios hizo que Roboam fuera un hombre débil y vulnerable. La comunión con Dios es esencial para una vida de crecimiento espiritual.
Que aprendamos estas lecciones de Roboam y que podamos crecer espiritualmente «hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes» (Efesios 4:13-14).
Miguel Mosquera
Foto de niños en portada y texto: Children via Flickr (license) (modificada al tamaño 1018x460px)