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Todavía un niño

«…porque Roboam era joven y pusilánime, y no se defendió de ellos» (2 Crónicas 13:7)

Roboam era el hijo de Salomón y fue al comienzo de su reinado que el reino de Israel se dividió. Años más tarde, su hijo Abías habló al pueblo de Israel y dijo que su papá era «joven (entre la niñez y la adolescencia) y pusilánime», en otras palabras «inmaduro y débil». Lo triste es que Roboam tenía 41 años cuando comenzó a reinar, estaba grandecito ya, no era ningún niño. Nosotros también podemos caer en el mismo error, que los años pasan y en vez de estar creciendo en las cosas espirituales todavía seamos inmaduros y débiles. Esto es lo que Hebreos 5:12-13 nos dice de ciertos creyentes que «debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido. Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño».

Por lo menos tres razones por las cuales Roboam no estaba creciendo en madurez:

Miguel Mosquera
Foto de niños en portada y texto: Children via Flickr (license) (modificada al tamaño 1018x460px)

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