«…porque Roboam era joven y pusilánime, y no se defendió de ellos» (2 Crónicas 13:7)
Por lo menos tres razones por las cuales Roboam no estaba creciendo en madurez:
- Falta de Atención: Salomón era su papá, el hombre más sabio sobre la tierra. El libro de Proverbios, Salomón se lo escribe a su hijo, muy probablemente Roboam. Un mar de sabiduría que, si Roboam le hubiese prestado atención, le habría hecho otra persona. El no escuchar los buenos consejos lo llevó a su ruina y a la división del reino. Igual podemos ser nosotros si no escuchamos lo consejos sabios de Dios en su Palabra.
- Falta de Apreciación: Salomón dejó tremenda riqueza a Roboam. Cuando Sisac, rey de Egipto, atacó Judá, se llevó los escudos de oro que Salomón había hecho y Roboam hizo unos de bronce para sustituirlos (1 Reyes 14:25-27). Para Roboam no había diferencia entre unos escudos de bronce y unos de oro, daban lo mismo. No apreciaba las cosas que estaban en la casa de Dios. Que tengamos la debida apreciación por las cosas espirituales.
- Falta de Comunión: 2 Crónicas 12:14 no dice que Roboam «no dispuso su corazón para buscar a Jehová». La falta de comunión con Dios hizo que Roboam fuera un hombre débil y vulnerable. La comunión con Dios es esencial para una vida de crecimiento espiritual.
Que aprendamos estas lecciones de Roboam y que podamos crecer espiritualmente «hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes» (Efesios 4:13-14).
Miguel Mosquera
Foto de niños en portada y texto: Children via Flickr (license) (modificada al tamaño 1018x460px)