Todos los que le invocan

La definición de la palabra ‘invocar’ en este sentido es “una oración provocada por el reconocimiento de una necesidad y dirigida a Aquel que es capaz y está dispuesto a responder”. Nunca debemos pensar que nuestro clamor son palabras dirigidas al viento, al contrario, Dios está atento a nuestro clamor.

No hay favoritismo de parte de Dios para escuchar el clamor de sus hijos. No hay quienes tienen una preferencia en la atención ni una línea VIP para ser atendidos por Dios. Dios está cercano a ‘todos’ los que le invocan. Lo que sí es posible, es creyentes que descuidan o dan poco valor a la oración a Dios. ¿Cómo está tu vida de oración?

En el corazón del que ora debe haber sinceridad, esto se ve en la expresión “le invocan de veras”. Nada oculto ante Dios porque sabemos que Él lo conoce todo. Hebreos 10:22 dice: “acerquémonos con corazón sincero”. En el corazón también debe haber seguridad de que Dios va a escuchar y contestar la oración de acuerdo con su voluntad. Santiago 1:6-7 nos enseña: “pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor”. Pero, más adelante, Santiago también nos aclara que esto no significa que recibiremos cualquier cosa egoísta y codiciosa que cruce nuestra mente, ya que muchas veces “Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites” (Santiago 4:3).

Ahora, ¿tenemos que clamar muy fuerte para que Dios nos oiga? De ninguna manera, Él está cercano a todos los que le invocan.

Acudid a Cristo, porque
Él quiere daros paz.
Su amor destierra la aflicción
y trae el gran solaz.
Contesta la oración,
consuela el corazón;
da mejores goces que este mundo da.

Miguel Mosquera