Y en el camino preguntó a sus discípulos, diciéndoles: ¿Quién dicen los hombres que soy yo? … Entonces él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy? Respondiendo Pedro, le dijo: Tú eres el CristoMarcos 8:27,29
Algunos niegan la deidad de Cristo, otros toman las enseñanzas de Cristo en cuanto a servir y amar a otros, pero rechazan sus enseñanzas sobre el pecado y la condenación, así como su poder para salvar al pecador. Esto no es correcto.
Los discípulos habían escuchado algunos comparar al Señor Jesucristo con algunos grandes profetas. Estas personas, si bien admiraban las obras y palabras de Jesús, rehusaban reconocer que verdaderamente Él era el Cristo, el Hijo de Dios. Sabiamente el Señor les pregunta a sus discípulos: “Y vosotros, ¿quién decís que soy?” La respuesta demostrará si la convicción de los discípulos estaba afectada, y alterada, por la opinión de otros.
¿En qué estaba basada su convicción? La respuesta de Pedro demuestra que no estaba dando una opinión más, sino que era la verdad que venía de Dios. En Mateo 16:17 el Señor dijo: “Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos”.
Nuestra convicción en cuanto a la persona de Cristo no debe estar basada en la opinión de otros, sino en la Palabra de Dios.
Señor, Tú eres Hijo del Padre potente,
aun antes del mundo creado existente.
En Ti se reúnen las glorias celestes,
loores te rinden del cielo las huestes.
Miguel Mosquera
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