Tú oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, su oración y su súplica, y les harás justicia1 Reyes 8:49
El Señor también dijo que al orar dijéramos: “Padre nuestro que estás en los cielos” (aunque esto no quiere decir que todas nuestras oraciones tienen que empezar con estas palabras exactas). Sin embargo, esto no significa que Dios está en un lugar extraño, lejos y de difícil acceso. Al contrario, al referirnos a Él como ‘Padre’ estamos expresando una relación cercana a nuestro Dios y de libre acceso a Él.
Nuestra oración a Dios nunca se pierde en el espacio, ni encontrará obstáculos en el camino y tampoco se pondrá en una larga lista de espera para ser escuchada. Así le fue dicho a Daniel: “Al principio de tus ruegos fue dada la orden” (Daniel 9:23)
Él oye nuestra oración. Entonces, ¿qué esperamos? “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:16).
Puedo acercarme confiadamente
para alcanzar ayuda de Dios.
Gracia oportuna y suficiente
me ofrece hoy mi gran Salvador.
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