Un buen comienzo

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Aconteció después de la muerte de Josué, que los hijos de Israel consultaron a Jehová, diciendo: ¿Quién de nosotros subirá primero a pelear contra los cananeos?Jueces 1:1

El libro de los jueces normalmente lo asociamos a una época oscura en la historia del pueblo de Israel. Una y otra vez el pueblo cayó en la idolatría y fueron entregados en manos de sus enemigos, hasta que clamaron a Jehová y Él les envió un libertador. Este ciclo se repite varias veces, y el versículo que identifica este libro es “En estos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía” (Jueces 21:25).

Sin embargo, al principio del libro leemos que Israel tuvo un buen comienzo consultando la voluntad de Dios y obedeciendo su palabra. Esto también nos enseña la lección de que un buen comienzo no es garantía de una continua victoria, ya que pronto se apartaron de la ley de Dios.

Este primer capítulo de Jueces nos enseña que un buen comienzo está caracterizado por:

Oración: Lo primero que hizo la tribu de Judá fue consultar a Jehová. Pensamos que esto mismo fue lo que hizo David cuando fue nombrado rey sobre Israel (2 Samuel 2:1). Tener a Dios como guía y buscar conocer su voluntad es esencial para un buen comienzo en cualquier etapa de nuestra vida. No es nuestra lógica, ni tampoco lo que hace la mayoría, lo que nos va a indicar lo que debemos hacer, sino la obediencia a la voluntad de Dios, conocida por medio de la oración.

Comunión: la tribu de Judá no subió sola, sino que buscó la ayuda de Simeón. Dijo el salmista: “¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía!” (Salmo 133:1). La comunión entre hermanos es algo que constantemente se habla y se estimula en el Nuevo Testamento. Vivir aislados de la comunión con otros creyentes me pone en riesgo ante los ataques del enemigo. Estamos para considerarnos “unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras” (Hebreos 10:24).

Acción: Judá estaba listo para cumplir la voluntad de Dios. Al momento de salir a pelear, ellos dieron el paso al frente. Dios les dio grandes victorias sobre sus enemigos, pero estaban dispuestos a actuar. No seamos pasivos, sino activos en la obra de Dios.

Ante cualquier propósito, ejercicio o decisión en nuestras vidas, pongamos en práctica el ejemplo de Judá para un buen comienzo.

Oh Dios, revélame
tu voluntad;
la senda hazme ver
con claridad
por donde debo andar,
qué pasos he de dar,
para poder gozar
tu voluntad.

Miguel Mosquera

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