Un Dios cercano

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Porque ¿qué nación grande hay que tenga dioses tan cercanos a ellos como lo está Jehová nuestro Dios en todo cuanto le pedimos?Deuteronomio 4:7

Dios quería que el pueblo de Israel fuera un pueblo diferente a las demás naciones a su alrededor. Dios les dio mandamientos muy diferentes a aquellos que las demás naciones tenían y el pueblo debía poner diligencia en obedecerlos. Esta obediencia sería un testimonio a las naciones que los llevaría a decir: “Ciertamente pueblo sabio y entendido, nación grande es ésta” (Dt. 4:6).

En el v.7 encontramos algo más iba a distinguir al pueblo de Israel: la cercanía de su Dios y Su deseo de responder las peticiones de su pueblo.

Las naciones cananeas eran naciones idólatras, cuyos dioses (ídolos) no podían escuchar ni atender las peticiones de los hombres. Eran imágenes de madera, piedra o metal precioso, y el concepto detrás de esta imagen era de un dios enojado e impredecible que dominaba a su pueblo.

Así no es Dios, quien es muy misericordioso y compasivo. Él es Dios que escucha nuestras oraciones y atiende a nuestras necesidades. Nosotros, que estábamos lejos, hemos sido hechos cercanos por medio de la sangre de Cristo y reconciliados con Dios. Tenemos la libertad de entrar confiadamente a la presencia de Dios para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

¡Qué gran privilegio es el de todo creyente de tener un Dios cercano!

Hay un lugar do quiero estar
muy cerca de mi Redentor.
Allí podré yo descansar
al fiel amparo de su amor.

Muy cerca de mi Redentor
seguro así lo encontraré;
me guardará del tentador,
y ya de nada temeré.

Miguel Mosquera

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