Él les dijo: Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéisJuan 4:32
De un bautismo tengo que ser bautizado; y ¡cómo me angustio hasta que se cumpla!Lucas 12:50
Nada podía hacerle retroceder a ser obediente a la voluntad de Dios. ¿Cuál era esta comida que tenía que comer? “Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra” (Juan 4:34). Hacer la voluntad de Dios caracterizó la vida entera del Salvador. Siendo de 12 años dijo: “¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?” (Lucas 2:49). No haría solamente la parte que le convenía o solamente por un tiempo, sino que hasta ‘que acabe su obra’. Fue obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
De la misma manera, habló sobre la necesidad de este bautismo del cual tenía que ser bautizado. Se estaba refiriendo a los sufrimientos de la cruz y el juicio divino en el cual sería sumergido. No podríamos sondear la profundidad de lo que nuestro Salvador llevó en el Calvario por amor a nosotros. Encontramos expresiones como: “Todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí… las aguas han entrado hasta el alma. Estoy hundido en cieno profundo, donde no puedo hacer pie; he venido a abismos de aguas, y la corriente me ha anegado” (Salmo 42:7; 69:1-2). Sin embargo, las palabras se quedan cortas para poder entender la grandeza de su dolor.
Nos postramos en adoración ante Él al saber lo que hizo por cada uno de nosotros.
Las olas vengadoras
de cólera penal
por sobre Ti pasaron
con peso judicial;
y tu alma sumergida
probó la maldición
debida a los perdidos,
por nuestra salvación.
Miguel Mosquera
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