Una hazaña irrepetible

MiguelBuscando a Dios

Era el 3 inning del partido de Béisbol entre los Cardenales de San Luis y los Dodgers de Los Ángeles. Bases llenas, lanzaba Chan Ho Park y el turno al bate era para Fernando Tatís. El batazo se fue lejos por el jardín izquierdo, un jonrón con las bases llenas que llenó de euforia al equipo de Cardenales, sin embargo lo mejor estaba todavía por ocurrir. Varios errores hicieron que los Cardenales anotaran varias carreras y permitieran que Fernando le tocara batear otra vez. Seguían en el mismo inning y nuevamente tenía las bases llenas. Que un jugador batee dos veces, ambas con las bases llenas, contra el mismo lanzador y en el mismo inning es algo casi imposible que ocurra. Fernando Tatís hizo historia cuando su segundo batazo por el jardín central se fue de jonrón ¡nuevamente! el público no lo podía creer, el equipo saltaba de júbilo ¡dos jonrones con las bases llenas en el mismo inning y contra el mismo lanzador! Es una hazaña irrepetible en el mundo del béisbol.

Quisiera llamar su atención a una hazaña mucho más importante y trascendental que la que hizo Fernando Tatís. La obra que hizo Cristo, el Hijo de Dios, en la cruz del Calvario es una hazaña única e irrepetible. Nos dice Hebreos 9:26 en cuanto a Cristo que “en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado”. Una sola vez, no habrá otro sacrificio igual ni que se pueda comparar con el de Cristo. En la cruz, antes de morir, ya Cristo sabía que todo se había cumplido (Juan 19:28-30) dijo “Consumado es”, la obra de la salvación del pecador quedó completa. Dios quedó totalmente satisfecho y no habrá otro que pueda hacer algo semejante. Es por eso, mi estimado lector, que para ser salvo tiene que creer en Él y en su obra en el Calvario para salvarle. “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12).

Miguel Mosquera