La obra de la salvación es una obra completa. Dios no “medio salva” a una persona, ni tampoco hace el 90% dejando que nosotros completemos el resto. La salvación depende únicamente de Cristo y todo aquel que cree en Él recibe el perdón completo de sus pecados, como lo dice Colosenses 2:13, “y a vosotros, estando muertos en pecados… os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados”.

Ahora, hay una obra continua que Dios sigue haciendo en nosotros y es formar a Cristo en nosotros (Gálatas 4:19). Dios quiere que las virtudes de Cristo sean reflejadas en nuestras vidas y en nuestro carácter. Su gracia, su verdad, su paciencia, su obediencia, su devoción o su santidad son todas virtudes que Dios está formando en nosotros a fin de que seamos “imitadores de Dios como hijos amados” (Efesios 5:1).

En primer lugar, Dios utiliza su Palabra que es la luz de la revelación de Dios para conocerle a Él y ser como Él. También utiliza las pruebas en nuestra vida, o incluso otras personas (bien sea un buen consejo o una ofensa). Mucho depende de cuál sea nuestra respuesta o reacción a los instrumentos que Dios está usando. El Señor mostró sus virtudes en circunstancias favorables y también adversas.

A veces el escultor tiene que dar dos golpes de martillo en el mismo lugar para dar la forma deseada. No seamos duros ni resistentes al divino Escultor que está haciendo en nosotros una buena obra.

Dios cumplirá en mí su plan perfecto,
y acabará lo que ya comenzó.
Bellos diseños va entretejiendo
con cada evento, según su intención.

Dios cumplirá en mí su plan perfecto.
De muchas formas lo puede lograr:
todas las pruebas, cambios y dolores
son bendiciones dadas en bondad.

Miguel Mosquera