El inspector examinó las ruedas del tren con su linterna y marcó su hoja de revisión, todo estaba en orden para otro viaje del tren de alta velocidad ICE 884 que cubría la ruta de Múnich-Hamburgo, Alemania. El viaje transcurría, como era de esperarse, sin ninguna novedad. Como a las 10:30, después de varias estaciones, se detuvo en la estación de Hanover y partió nuevamente hacia Hamburgo, su destino final.
Comenzamos a transitar por la vida pensando que todo va a transcurrir sin novedad. Hacemos nuestros planes, marcamos nuestra hoja de revisión y seguimos nuestro camino hacia nuestro destino final. Por supuesto que esperamos culminar nuestro viaje bien y, seguramente habiendo hecho nuestro mejor esfuerzo, ser recibidos en el cielo.
Apenas una pequeña grieta en la rueda de nuestro tren pero que traerá consecuencias catastróficas
Lo que el inspector no había podido ver era una pequeña grieta, interna, en una de las ruedas del primer carro, la cual era imperceptible con una simple linterna. Este tipo de tren puede llegar a una velocidad de hasta 280kph lo que expone a cada una de sus partes a una actividad extrema donde la grieta más pequeña puede causar un gran desastre. Jörg Dittmann fue el primero en darse cuenta que algo andaba mal cuando vio una tira metálica atravesar el suelo, justo entre los asientos donde su esposa e hijo estaban sentados. Inmediatamente notificó a uno de la tripulación el cual le dijo que era la política de la empresa de trenes averiguar bien lo que estaba sucediendo antes de mandar a parar el tren. En cuestión de minutos una serie de eventos, causados por esa pequeña grieta, hicieron que el tren se descarrilara a unos 6km del pueblo de Eschede, Alemania, a una velocidad aproximada de 200kph, cuando estaba a punto de pasar debajo de un puente. Los primeros dos vagones pasaron por debajo del puente, sin embargo, el tercer vagón golpeó el puente el cual colapsó y, en apenas segundos, cayó sobre el quinto vagón, cuando éste pasaba. Con el puente colapsado los vagones seis al doce chocaron directamente contra el puente de concreto causando un estruendo sin precedente y haciendo evidente que era imposible sobrevivir a semejante impacto. Cuando la policía llegó al lugar declaró emergencia, cinco minutos después pasó a ser «emergencia mayor», pero a medida que se daban cuenta de la magnitud de la tragedia, a las 12:30 el gobierno lo declaró «emergencia catastrófica». Es difícil cuantificar la magnitud de esta tragedia que dejó como resultado 101 personas fallecidas y más de 100 heridos y que ha sido catalogado como el peor accidente de tren en la historia de Alemania.
«Fue apenas una mentira», «todos cometemos errores», son algunas de las formas frecuentes con las que justificamos nuestros pecados. Clasificamos el pecado por los que son graves y los que son «aceptables», sin darnos cuenta que para Dios todo pecado es grave y serio. El Señor Jesucristo dijo que «cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego» (Mateo 5:22). ¿Enojarse contra otra persona? Sí, es un pecado grave que nos deja expuestos al infierno de fuego. No existe una «mentira inocente», un «odio justificable» o un «pecadito» en los ojos de Dios. El Señor Jesucristo dijo: «Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias» (Mateo 14:29). ¡¿Qué?! ¿Malos pensamientos también? Sí, también. Es apenas una pequeña grieta en la rueda de nuestro tren pero que traerá consecuencias catastróficas.
La primera advertencia para los pasajeros del tren fue dada al señor Dittmann, cuando vio la tira de hierro atravesar el suelo. Casi inmediatamente se podía sentir que el tren estaba vibrando demasiado, lo cual fue la segunda advertencia. Aun así aquel miembro de la tripulación se demoró averiguando si era cierto y cuán grave era el asunto. ¡Pero si tenía la palanca de paro emergencia a la mano! No tenía mucho tiempo y el poco tiempo que tuvo lo desperdició. De haber detenido el tren en ese momento no hubiese ocurrido ninguna tragedia.
¡Cuántos no se demoran para tomar en serio el asunto del pecado y las terribles consecuencias eternas que éste acarrea! Hay una sola salida y esta a tu alcance. Cristo vino del cielo a darse a sí mismo en la cruz en rescate por todos. Su tren no tenía ninguna grieta, ni muy pequeña siquiera, su vida fue perfecta delante de los hombres y, aun más importante, delante de Dios. Nos dice el profeta Isaías que, a pesar de haber llevado una vida sin pecado, «con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo [golpearlo, castigarlo], sujetándole a padecimiento» (Isaías 53:10). Cristo, el Hijo de Dios, no sufrió por lo que Él había hecho sino que sufrió en la cruz por nuestros pecados, satisfizo la demanda de la justicia de Dios y ahora nos ofrece el perdón de forma gratuita. «Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Romanos 10:8-9). No esperes más, sé salvo hoy.
Miguel Mosquera
Fuente: https://en.wikipedia.org/wiki/Eschede_train_disaster
https://nsc.nasa.gov/SFCS/SystemFailureCaseStudyFile/Download/409