Mark Zuckerberg es uno de los creadores de la red social más grande del mundo: Facebook. Para abril de 2018, Mark tenía una fortuna valorada en 73 mil millones de dólares, colocándolo en el quinto lugar de la lista Forbes de las personas más millonarias del mundo, y siendo el más joven de ellos.
Sin embargo, el 25 de julio de 2018 la compañía Facebook tuvo la pérdida millonaria más grande en la historia de Estados Unidos en el tiempo más corto. En 5 minutos Mark Zuckerberg perdió más de 15000 millones de dólares.
Probablemente, para la mayoría de nosotros estas cantidades de dinero van más allá de lo que podemos imaginar. Por otro lado, a pesar de lo mucho que perdió el dueño de Facebook, él sigue siendo uno de los hombres más millonarios del mundo, ya que ha podido recuperarse de esta pérdida tan grande.
Ahora, quiero llamarle la atención a una pérdida mucho mayor e irrecuperable que la Palabra de Dios nos presenta, al decirnos “¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?” (Mateo 16:26). Muchos descuidan su alma distraídos por las ambiciones y los placeres de este mundo.
Su alma tiene un valor mucho más alto que 15000 millones de dólares, es infinitamente valiosa. No se puede comparar con todo el oro o la plata que existe en el mundo, y perder el alma sería la pérdida más grande que cualquier persona puede tener. Lo más triste de todo, es que es una pérdida irrecuperable.
Tan grande es el precio de su alma que, para comprarla, el Señor Jesús, el perfecto y santo Hijo de Dios, dejó las glorias celestiales para venir al mundo a entregar su vida y derramar su sangre en la cruz del Calvario. Allí fue pagado el precio de su rescate, “no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación” (1 Pedro 1:18-19).
En cualquier momento puedes morir y pasar a la eternidad. ¿Estás seguro de que tu alma irá al cielo?
El Señor Jesucristo relató una parábola sobre un hombre cuyo negocio había producido mucho. Él pensaba que le quedaban muchos años para disfrutar de sus muchas riquezas, “Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios” (Lucas 12:20-21).
En cualquier momento puedes morir y pasar a la eternidad. ¿Estás seguro de que tu alma irá al cielo? Es muy valiosa como para tomar su destino como algo ligero. Si mueres sin Cristo y sin la salvación sería la pérdida más grande de tu historia en el tiempo más corto. No corras ese riesgo, “el regalo que Dios da es la vida eterna por medio de Cristo Jesús nuestro Señor” (Romanos 6:23 NTV)
Perder los bienes es mucho,
perder la salud es aún más.
Perder el alma es pérdida tal
que no se recobra jamás.
Perder el alma es pérdida tal
que no se recobra jamás.
Miguel Mosquera
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