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Una sola flecha – Josías

Y los flecheros tiraron contra el rey Josías. Entonces dijo el rey a sus siervos: Quitadme de aquí, porque estoy gravemente herido2 Crónicas 35:23

Josías fue uno de los grandes reyes en Judá. Fue un rey aprobado por Dios. Al ser comparado con el gran ejemplo del rey David se nos dice que “anduvo en los caminos de David su padre, sin apartarse a la derecha ni a la izquierda”. Como creyentes nuestro modelo a seguir es el Señor Jesucristo. ¿Cómo se compara tu vida con el modelo de Cristo? ¿Estás reflejando Sus virtudes en tu vida? Si Dios te hiciera una evaluación, ¿quedarías aprobado o reprobado?

En los tiempos de Josías fue encontrado el libro de la ley, fue celebrada la Pascua y el templo reparado. Dios estaba en el centro de la vida de este hombre. Llevó a Judá a la adoración y a la obediencia a Dios. Tal fue su devoción que se nos dice que “No hubo otro rey antes de él, que se convirtiese a Jehová de todo su corazón, de toda su alma y de todas sus fuerzas” (2 Reyes 23:25). ¡Qué aprendamos de Josías a consagrarnos enteramente a Dios! No a darle solamente lo que nos sobra, sino todo. Esas fueron las palabras del Señor, “amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas” (Marcos 12:30).

Pero Josías, al final de sus días, se opuso a Dios. Es triste que al hablar una vida tan fructífera tengamos que añadir un “pero” al final de su vida. Apenas tenía 39 años de edad. Necao, rey de Egipto, había salido con su ejército a la guerra. Le guerra no tenía nada que ver con Josías ni con su reino, pero Josías desobedeció a Dios y salió al encuentro de Necao. ¿Tenía necesidad de hacerlo? No. Dios le había advertido que no saliera (2 Crónicas 35:21). Se disfrazó y salió en batalla. ¿A quién engañaba disfrazándose? Podía aparentar ante otros, pero no iba a engañar a Dios. Los flecheros dispararon contra él, fue herido. Sus siervos lo sacaron en un carro y lo llevaron a Meguido donde murió. ¡Qué tragedia! Una necedad innecesaria le costó la vida. No solamente Josías fue afectado, sino que el pueblo entero también porque hubo un gran llanto por la muerte de Josías (Zacarías 12:11).

Son varios los ejemplos de grandes hombres de la Biblia cuyas vidas quedaron manchadas por algo indebido que hicieron. Primera Tesalonicenses 5:23 nos dice, “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo”. Que estemos sobrios, velemos y seamos fieles hasta el final, no con el temor de perder la salvación, nuestra salvación está segura en Cristo, sino más bien por el buen testimonio del evangelio y para la gloria de Cristo, nuestro Salvador. Que podamos decir “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida” (2 Timoteo 4:7-8).

Miguel Mosquera

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