Como si no estuviese claro todavía en las mentes de quienes le escuchan, el Señor da testimonio en tres ocasiones de su superioridad. La superioridad de Cristo es un tema extenso en las Escrituras. El libro de Hebreos lo desarrolla con bastante detalle.

Mayor que el templo

La majestad de este edificio era incalculable. Si tomáramos el templo de Salomón, no hay otro edificio jamás construido que haya contenido tanta riqueza como lo fue el templo. Si tomáramos el templo de Herodes, el cual estaba en pie en los tiempos de Cristo, los mismos discípulos se sorprendían del tamaño de las piedras y la complejidad de la construcción. Los judíos se aferraban a sus tradiciones y el templo era una de ellas. Todo lo que el templo es y todo lo que allí ocurría tiene, sin duda, gran valor y significado, sin embargo, el Señor Jesucristo es más importante, singular y de más valor.

Más que Jonás

Quizás este profeta desobediente no es el mejor ejemplo para comparar, pero no es su desobediencia lo que el Señor Jesús resalta sino su predicación. A pesar de su actitud, no hay otro predicador que haya tenido tanto éxito como Jonás. Sabemos que era obra de Dios, pero a través de la predicación de Jonás se convirtió una ciudad entera, desde el rey hasta el esclavo, grandes y niños. Lo que Cristo tiene en mente no son los resultados, sino el carácter, dignidad y, sobre todo, autoridad. Si los de Nínive se convirtieron y tuvieron temor de Dios por la predicación de Jonás, ¡cuánto más el mensaje del mismo Dios manifestado en carne!

Más que Salomón

El hombre más sabio de toda la tierra. Su fama se extendió a todo lugar, tanto que la reina del Sur realizó un viaje tan largo para escuchar de la sabiduría de este hombre. Aquellos líderes judíos no pudieron siquiera ir desde Jerusalén a Belén cuando escucharon de los magos que había nacido el Rey de los judíos. Quien le dio la sabiduría a Salomón fue Dios. “¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!” (Romanos 11:33). Por lo tanto, Cristo es superior a Salomón; “Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios” (1 Corintios 1:24).

Es por esto que Filipenses 2 nos lleva a lo más sublime y excelso al decir: “Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo”, donde la palabra ‘sumo’ significa exaltar a la posición de más alto rango y poder.

Miguel Mosquera