Vivifícame

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Entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Génesis 22:11

En el Salmo 119 el escritor está centrado plenamente en la Palabra de Dios. Es un salmo interesante porque está dividido en 22 secciones de 8 versículos cada una. En cada sección cada versículo inicia con la letra del alfabeto hebreo correspondiente.  Por ejemplo, los primeros 8 versículos que tienen como subtítulo Alef, comienzan con esta letra del alfabeto hebreo, y así sucesivamente.

En la sección de los versículos 153 al 160 se repite la palabra “vivifícame”, la cual aparece tres veces. Esta palabra tiene un uso amplio en el Antiguo Testamento. Entre sus significados está ‘ser preservado’. En el v. 154 dice: “defiende mi causa, y redímeme”. La Palabra de Dios nos preserva y defiende en medio de nuestras luchas. En varias ocasiones el salmista hace referencia a sus muchos enemigos, pero la Palabra de Dios es su escudo.

Vivificar también puede significar ‘reavivar’. Circunstancias adversas, vientos contrarios, pueden traer desánimo, desaliento o desmotivación. Conforme a las misericordias de Dios (v.156) su Palabra nos ‘vivifica’, nos devuelve el aliento y el ánimo. Es como la planta que está marchita y sus hojas caen sin fuerza, pero al recibir el agua fresca en pocos minutos vuelve a levantarse, así la Palabra de Dios nos vivifica.

También vivificar puede ser ‘permanecer o ser sostenido con vida’. En el v.159 el salmista dice: “amo tus mandamientos”. Este es el secreto del sostenimiento espiritual.

Que la Palabra de Dios sea el centro y la energía en nuestra vida espiritual.

Padre, tu Palabra es
mi delicia y mi solaz;
guíe siempre aquí mis pies,
y a mi alma traiga paz.

Miguel Mosquera

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